Muchos albaceteños tienen la imagen grabada a fuego de Dalí, el conocido guardacoches de Albacete, en la Plaza del Altozano o en la Cuesta de San Juan de la Catedral de San Juan, donde realizó su trabajo durante más de 40 años. Con su peculiar bigote, Dalí fue conocido y muy querido por los vecinos de Albacete convirtiéndose en todo un icono del centro de la ciudad. Su amabilidad y su ingenio lo llevaron a ganarse el corazón de los albaceteños, pero también de los visitantes que llegaban a la capital.
Pedro Antonio Pastor, más conocido como Dalí en Albacete, empezó con este peculiar oficio en la década de 1960, y fueron más de 40 años las que estuvo en activo en el corazón de la ciudad. Primero en la Plaza del Altozano, y más tarde en la Cuesta de San Juan, que sube hacia la Catedral de Albacete. En su último período lo hizo en la zona del Parque Lineal, y ya jubilado lo hacía puntualmente en el restaurante Casa Paco, tal y como confirma Vicente Pastor, hijo de Dalí, a El Digital de Albacete.
Dalí se dedicó al oficio de guardacoches y pasó más de 40 años aparcando coches en Albacete con sus indicaciones. Eso sí, tal y como recuerda su hijo, Vicente Pastor, «nunca se sacó el carné de conducir”, ya que generalmente, se movía en bicicleta. En la década de los años 60, Dalí fue pionero en establecer esta profesión, tanto fue así, que siempre fue reconocido por los vecinos como ‘el guardacoches de Albacete’.
Los inicios de Dalí, el guardacoches de Albacete
El ingenio de Dalí le llevó a convertirse en pionero en la profesión y a hacerse con su propio uniforme. Más tarde, se unieron algunos compañeros guardacoches. “Mi padre tenía un acortamiento en la pierna izquierda debido a una operación de cáncer cuando era niño”, recuerda Vicente Pastor, que señala que “inició el oficio de guardacoches y se hizo su propio uniforme”.
Desde luego, el ingenio fue lo que llevó a Dalí a ganarse la vida. “Se hizo con una gorra de las antiguas de la Guardia Civil, que llevaba inscritas las siglas ‘GC’, y él decía que no eran de Guardia Civil, sino de guardacoches”, recuerda el hijo de Dalí entre risas, y añade que “también llevaba un guardapolvos, y se hizo así su uniforme, que después cambió por una chaqueta, que es la más conocida. Y así se buscó la vida”.
El Dalí de Albacete “se juntó con otros cinco hombres, todos con algún tipo de discapacidad física, y se dedicaron a este oficio”, explica Pastor, que manifiesta que, juntos, “formaron la Asociación de Minusválidos Civiles de Albacete”. Así, Dalí y el resto de compañeros se ganaron la vida honradamente. “Eran autónomos y cotizaban como tal. Formaron la asociación para defender el oficio”, indica.
Y desde esos inicios, pasaron cuatro décadas en las que Dalí iba y venía aparcando coches, primero en la Plaza del Altozano y después en las inmediaciones de la Catedral de Albacete.
Del pintor Salvador Dalí para ‘el Dalí de Albacete’
Pedro Antonio Pastor venía de una familia humilde, donde “faltaba para todo”, como indica su hijo. “Quería ganarse la vida y primero empezó en el Teatro Circo, donde ayudaba a las personas a sentarse en su butaca, y ‘aparcaba’ a la gente”, explica, haciendo referencia a su posterior oficio. Más tarde, trabajó en algunas empresas “como peón, y cuando mis padres se conocieron, mi padre ya era guardacoches, aunque sin su característico bigote todavía”, destaca.
Si algo caracterizó a Pedro Antonio Pastor, desde luego, fue su bigote. Un rasgo que se convirtió en un icono y que lo llevó a ser conocido popularmente como ‘el Dalí de Albacete’. Un apodo con una sorprendente historia detrás.
Sobre Dalí, Vicente Pastor destaca que “siempre le gustó lo excéntrico, y por eso se dejó ese bigote”. Paralelamente, Pastor señala que “mi padre parloteaba francés de manera autodidacta. No fue al colegio el tiempo suficiente, pero aprendió el idioma porque venían turistas franceses y gente importante”, recuerda Vicente Pastor, y señala que “con los franceses tenía el desparpajo de dirigirse a ellos de forma adecuada, y con eso ya tenía una charlita y una sonrisa”. En una de esas pequeñas charlas con un francés que había llegado a la ciudad tuvo lugar un acontecimiento que bautizó a Pedro Antonio Pastor como Dalí.
“Vino a Albacete un personaje francés destacado, no sé decir quién, pero a ese hombre le llamó la atención el bigote de mi padre y le hizo una foto”, recuerda Vicente Pastor, y manifiesta que “esa foto, de alguna manera, llegó al auténtico Salvador Dalí, y el pintor le dio una foto autografiada a su amigo francés, que trajo de vuelta a mi padre”. Una foto que todavía conservan en la familia, donde se puede leer en el reverso la dedicatoria de Salvador Dalí a Pedro Antonio Pastor: “Al Dalí de Albacete”. Y así, el propio Dalí bautizó con este apodo al guardacoches de Albacete.
La medalla al Mérito en el Trabajo
‘El Dalí de Albacete’ formó parte de espacios emblemáticos de la ciudad durante más de 40 años. Siempre en su querido Altozano o en las inmediaciones de la Catedral de Albacete, Pedro Antonio Pastor siempre estaba dispuesto a trabajar, y en sus ratos libres a charlar con los vecinos, o a tomarse un café en “el Restaurante Roldán, en la esquina del Gran Hotel”, como recuerda Vicente Pastor. Lo cierto, es que Dalí, también estuvo dispuesto a ayudar siempre que estuvo en su mano.
Concretamente fueron dos hechos cruciales en los que la ayuda del guardacoches marcó significativamente la diferencia. En primer lugar, “hubo un incendio en el Tribunal de Justicia, situado en el Altozano, que antes tenía mucha composición de madera”, recuerda Vicente Pastor, que manifiesta que “mi padre ayudó a desatascar todos los coches que había en la plaza porque los bomberos venían de lejos, y gracias a su ayuda pudieron entrar directamente con la zona despejada para acceder al incendio”. “Llamó a todo el mundo y consiguió facilitar la entrada a los bomberos”, asegura. Una acción que consiguió “salvar vidas por la rapidez con la que pudieron actuar los bomberos”, tal y como destaca Pastor.
Por otro lado, hubo otro suceso en Albacete donde Dalí demostró su valentía. “Hubo un atraco en el Banco Hispanoamericano en el Paseo de la Libertad. Hubo tiros, y falleció un policía”, recuerda el hijo de Pedro Antonio Pastor, que añade que “mi padre no estaba lejos y se acercó hasta el banco, coordinado junto con la Policía, para cerrarles el banco y que no pudiesen escapar”.
De esta manera, Dalí ayudó en estos dos sucesos trágicos, y que su ayuda resultó vital. Por este motivo, además de por emprender con su propio oficio gracias a su ingenio, se le concedió la Medalla al Mérito en el Trabajo. Un reconocimiento muy especial en el que homenajearon las aportaciones y la trayectoria de ‘El Dalí de Albacete’.
Dalí, un icono en el corazón de Albacete y en el de los albaceteños
En sus cuatro décadas ejerciendo su papel como el guardacoches de Albacete, Dalí aparcó miles de vehículos, siempre con una sonrisa y la amabilidad que lo caracterizaba. “Conoció a muchas personas importantes. En la época venía Franco a Albacete a cazar, y sus chóferes siempre le daban buena propina”, explica Vicente Pastor, y señala que más tarde, sucedió lo mismo con “el por entonces, Rey Juan Carlos, que también venía a Albacete y le daba una propina a mi padre”.
Dalí se convirtió en parte de la Plaza del Altozano y también de la Plaza de la Catedral, pero demás de sus ubicaciones habituales, Dalí se trasladaba hasta el Paseo de la Feria durante la Feria de Albacete, donde seguía trabajando. “Aparcaba los coches allí durante los días de Feria. Conocía a todo el mundo, todos lo paraban y le llevan cosas hasta su sitio de trabajo”, recuerda Pastor.
Tras su jubilación, Dalí “echaba algunos ratos en el restaurante ‘Casa Paco’, que eran amigos de toda la vida, por aquello de que ‘el Dalí de Albacete’ le aparcase el coche a los clientes, pero lo hacía de otra forma, ya solo era un ratito”, explica, y señala que también “nos llamaban a veces para comuniones o eventos, para que Dalí aparcase los coches. Era gente con cierto dinero, y nosotros estábamos en nuestro sitio, pero siempre nos acogían porque todo el mundo lo conocía”.
Albacete no ha olvidado a Dalí con su peculiar bigote y su sonrisa en la Plaza del Altozano y en la Catedral de San Juan
Llama la atención que Dalí “nunca se sacó el carné de conducir”, como explica su hijo, y que su medio de transporte siempre fue la bicicleta. Cabe destacar, que el guardacoches tenía un acortamiento en la pierna izquierda, y “llevaba un alza de cerca de 18 centímetros”, por lo que su ingenio, una vez más, le permitió adaptarse la bicicleta para poder desplazarse por la ciudad. “Era una bici con un solo pedal, pero él iba genial y llegaba a todas partes”, señala.
Pedro Antonio Pastor fue más conocido como Dalí por los vecinos de Albacete, ya que muchos lo conocieron directamente con este apodo y por su inolvidable bigote. A día de hoy, los vecinos de Albacete lo recuerdan con mucho cariño, impasible en el Altozano, con su bigote y una sonrisa. “Era dicharachero, se reía de la vida y sabía disfrutar”, recuerda Vicente Pastor, que señala que “le salía siempre solo el saludo divertido y la frase ingeniosa. Era lo que se veía, era transparente, no había cartón por medio”.
Finalmente, Dalí falleció en 2011, aunque Albacete no lo ha olvidado, y son muchos los vecinos de la ciudad que todavía lo recuerdan con su sonrisa. Una persona que sin duda se convirtió de alguna manera en un icono, conocido por muchos albaceteños, que a día de hoy lo recuerdan con cariño. “Nos haría muy felices y nos haría mucha ilusión la posibilidad de que mi padre tenga un recuerdo en la Plaza del Altozano, donde pasó tantos años”, explica su hijo Vicente, que añade que “fue una cuestión que se planteó, pero que nunca llegó a hacerse realidad”. “¿Quién mejor para estar en el Altozano que Dalí, que estuvo toda la vida?”.
Desde luego, que Dalí y su figura como guardacoches marcaron la historia de Albacete y también el corazón de sus vecinos. Apodado como ‘el Dalí de Albacete’ por el propio Salvador Dalí, Pedro Antonio Pastor supo ganarse el respeto y el cariño de toda una ciudad, en la que ha dejado su esencia para siempre en aquellos lugares donde tantas horas pasó el guardacoches de Albacete.