Albacete cuenta con un gran patrimonio arquitectónico en sus calles, especialmente en el centro de la ciudad, donde se agrupan varios edificios emblemáticos que en estos últimos años están cumpliendo su primer centenario de vida, testigos del paso del tiempo y del ir y venir de los albaceteños durante el último siglo.
A pesar de contar con edificios cargados de historia y de interés tanto artístico como arquitectónicos, algunos de ellos no se encuentran en buen estado en lo referido a la conservación. Fruto de ello, si echamos la vista al cielo de la calle Ancha, podemos observar algunas cúpulas visiblemente sucias como la del edificio de Juan López o la situación en la que se encuentra la fachada del edificio Legorburo, de la que el pasado mes de agosto se desprendieron algunos cascotes causando daños a un viandante, aunque no fueron de gravedad.
En cuanto a la conservación de estos edificios, fuentes oficiales de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha consultadas por El Digital de Albacete confirman que ésta “es exigible a los propietarios tanto la conservación como el mantenimiento para evitar el deterioro de los edificios”. Por lo tanto, la conservación de estos edificios corresponde a la comunidad de propietarios, así como los gastos correspondientes a cualquier tipo de actuación de mantenimiento o restauración.
“El deber de conservación corresponde a los propietarios”
Desde el Colegio de Arquitectos de Albacete aseguran que “la legislación en este sentido es clara, ya que el Código Civil establece unas obligaciones y el deber de conservación del edificio, no solamente en la estética, sino también en la responsabilidad civil a terceros”, ya que una mala conservación de los mismos puede provocar accidentes, como por ejemplo, desprendimiento de cascotes. Eso sí, el presidente del Colegio de Arquitectos de Albacete, Eduardo Mascagni, destaca que “cuando el edificio cuenta con algún grado de protección es necesario un informe favorable por parte de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes”, lo que puede afectar y “ralentizar el proceso”.
En cuanto a la conservación y el mantenimiento de los edificios, ya se trate de edificio históricos o no, es importante que “la sociedad se conciencie de que los edificios requieren de un mantenimiento, ya que tienen una vida útil muy larga y a veces esto puede llevar a despreocuparse, pero hay que llevar a cabo unas labores mínimas de conservación, en función de las característica del edificio”, señala Mascagni, que explica que, concretamente, los edificios que cuentan con carácter histórico o protección patrimonial, “como es el caso de muchos edificios de la calle Ancha, que son centenarios, requieren grandes inversiones importantes, y a veces la propiedad es reticente a gastar esas cantidades de dinero”. Además, pone de manifiesto que “no hay ayudas para ello, aunque últimamente se han llevado a cabo con fondos europeos, pero generalmente enfocadas a la rehabilitación energética, no a la conservación de fachadas históricas”.
El Val General, el edificio Legorburo y la Casa de Juan López
Entre los casos de edificios históricos y representativos de la ciudad, encontramos varios casos que llaman poderosamente la atención, como el Val General. “Está peligroso”, indica Eduardo Mascagni, que asegura que “hay balconadas rajadas completamente de arriba a abajo”, y añade que “nos pusimos en contacto con los propietarios por la necesidad de rehabilitar el edificio y el proyecto está en marcha. Estamos a la espera de las licencias necesarias para poder actuar, ya que nos tienen que dar luz verde”. De hecho, el pasado mes de diciembre los bomberos se vieron obligados a intervenir para proteger estas balconadas.
Además, señala otros casos como el del edificio Legorburo, uno de los grandes símbolos de la calle Ancha, repleto de historia. Un edificio que el pasado mes de agosto protagonizó un suceso, ya que un cascote se desprendió de la fachada y alcanzó a un hombre que tuvo que ser trasladado al Hospital General Universitario de Albacete. Una fachada histórica, cuya propiedad “tiene la voluntad de rehabilitar el edificio”, tal y como señala Eduardo Mascagni. Además, señala que en casos de edificios cerrados durante tantos años, “se convierten en un palomar, ya que las aves aprovechan estos lugares para anidar, como es el caso del edificio Belda”, ya que este inmueble lleva años cerrado. Mascagni manifiesta que “estos animales al anidar también levantan tejas y sus excrementos son agentes químicos que también pueden afectar”.
Otro de los casos es la Casa de Juan López, cuya cúpula se encuentra visiblemente sucia a pesar de ser uno de los grandes edificios representativos de la calle Ancha. El icónico Gran Hotel, situado en la Plaza del Altozano cuenta con una situación parecida, ya que la parte superior también se ha visto visiblemente afectada.
“La arquitectura no deja de ser un reflejo de la época”
Sobre la conservación del patrimonio de Albacete, el presidente del Colegio de Arquitectos apunta que “la arquitectura no deja de ser reflejo de una época”. Algo que se puede observar en la Calle Ancha, ya que sus edificios son de las décadas de 1920 y 1930, que “fueron años de bonanza económica y eso se tradujo en la construcción de edificios muy representativos”. Más tarde, en la década de los años 60 y 70, “la ciudad se expandió y se cometieron algunas aberraciones como el derribo de edificios históricos”, indica. Una cuestión que supone “el eterno debate”, como lo define Mascagni, que asegura que se trata de un tema “complicado”. Además, añade que en los últimos años en España “se han puesto en marcha sucesivas legislaciones para la protección del patrimonio arquitectónico, aunque hay países que nos llevan muchos años de ventaja como Francia o Alemania”.
En lo relacionado al Colegio de Arquitectos de Albacete, Mascagni señala que “tiene una función de representación del colectivo y de protección de nuestras competencias profesionales, además de una gran responsabilidad con la ciudad desde nuestro ámbito directo”, e indica que “mantenemos reuniones constantemente para ofrecer nuestra colaboración a las autoridades en la medida que lo necesiten”, subrayando que “también luchamos por cumplir con nuestra labor de divulgación y que se conozca y reconozca nuestro patrimonio arquitectónico para que se proteja”.
// Fotos: Miguel Ángel Romero //