Estos días que nos encaminan ya a la feria de Albacete, nos dejan noticias tristes, como han sido el fallecimiento de dos personas entrañables como el exalcalde de Albacete, Manuel Pérez Castell y Juan Cantos “Pimpi de Albacete”.
Manuel ha sido el alcalde por excelencia, estaba predestinado para ser alcalde, nada le llenó más en el terreno de la política. Fiel a sus ideas, leal a su partido, el PSOE, pero no sumiso, supo marcar su territorio, su independencia, dentro de unos límites, como han hecho de toda la vida los grandes gobernantes. Conocemos a políticos que pueden ser concejales, presidentes de Diputación y llegar a ser hasta presidentes del Gobierno, pero Pérez Castell lo que le llenaba de verdad y con el cargo en el que se encontraba a gusto, era el de alcalde. Ese escenario lo llenaba con mucha categoría, con mucha grandeza, con una calidad humana excepcional. Tuve con él una relación sincera, de respeto, muy afectuosa, jamás me reprochó nada. Le agradecía allá por el 2002 -si no recuerdo mal- cuando me citó en su lugar de descanso, frente al Mediterráneo, en Campoamor, para ofrecerme ser pregonero taurino de la feria. No tuvo que convencerme, encontró el sí al instante: “lo que quieras, Manuel”, le dije. Se me agolpan los recuerdos, como cuando un día lo visité en el Congreso de los Diputados, allí almorzamos, hablamos de todo y noté que tenía a un diputado nacional socialista por Albacete enfrente, pero no era su lugar. Donde estuviese no era un cualquiera, pero la Carrera de San Jerónimo no era su sitio, no era su hábitat, sacarlo del Ayuntamiento no fue un acierto, pero eso es agua pasada. El miércoles, a la hora de la comida, me saltó la noticia en las redes sociales a través del alcalde Manuel Serrano, quien se ha volcado en todo lo que es de su competencia, con generosidad, con estima. Sus tres hijos han contado con el ofrecimiento del alcalde para hacer lo que fuese menester y honrar al exalcalde como era debido, dándole en alguna medida lo que se ganó en vida. He leído y escuchado un buen número de opiniones, todas cargadas de emotividad y sinceridad, pero como se habla de su ambición, sus ganas de poner Albacete en lo más alto, hasta puedo confesar hoy porque estuve presente, que, en una reunión en un Hotel madrileño, el más taurino de todos, se habló, se empezó a dar el primer paso para construir un coso, Plaza de Toros, multiusos, que se hubiese llamado Plaza III Centenario, o algo así. Por supuesto que la actual Plaza hubiese seguido ahí, con actividad taurina y de todo tipo. Una gran idea, es verdad, era osado, con cabeza, iniciativa que también fue criticada con pocos argumentos y que no cuajó por los motivos que fuesen. El plan diseñado era casi perfecto, se pretendía tener una Plaza cómoda, cubierta, multiusos, situada en la carretera de Barrax. Estaba el terreno preparado. Salí convencido aquella madrugada, camino de Albacete, pensando en lo que supondría para la ciudad. No pudo ser, pero Pérez Castell, saltándose incomprensiones lo intentó. Así era él, no tenía límite para poner a su ciudad decenas de años por delante. Vivir esos momentos y estar en el lugar preciso, algo que nunca había contado, no tiene precio para una periodista que aquella época estaba a pleno rendimiento.
Vino el presidente Page al funeral y dijo que a Manuel lo tenía por amigo porque era una persona que se dejaba querer y sabía querer. Añadió que: “Pérez Castell tuvo una idea muy clara y un proyecto de Albacete. Se fue con prestigio, como persona decente y con la cabeza bien alta de la política”.
Su partido ha sido siempre el PSOE, pero Manuel Pérez Castell, traspasaba ese ámbito y era el alcalde de todos, ahora que tanto se repite machaconamente eso de todos y todas, él era el alcalde, no era necesario fijarse en su adscripción política, estaba por encima y todo porque el sectarismo no estaba en su cabeza ni en su idioma.
Todo el mundo lo recuerda y no será fácil olvidarse de él, hasta cuando miraba al partido de enfrente lo hacia con afecto. El presumía de haber sido profesor y director del Instituto Bachiller Sabuco donde se formó en su juventud María Dolores de Cospedal, la que fuera líder del PP, presidenta y secretaria general del partido. Hablaba de ella con aprecio y me consta que Cospedal hace lo mismo. Cuando hay fondo, cuando hay poso, cuando hay categoría política, el partido político, las siglas pintan lo justo y menos. Por eso, las muestras de afecto a Pérez Castell son unánimes, ha sido el alcalde por excelencia, como en la literatura española ha sido Pedro Crespo, personaje en la obra “El alcalde de Zalamea”, escrita por Calderón de la Barca. El alcalde actual, Manuel Serrano, ha puesto el Ayuntamiento y la ciudad a disposición de la familia de Manuel para lo que dispusiesen. Eso también es justo reconocerlo, porque ha sido así y no de otra forma.
“El Pimpi” personaje irrepetible en el mundo de los toros. Se nos ha ido estos días pasados y lo echaremos de menos esta feria, cuando no lo veamos en su Plaza, pendiente de todo, de sus caballos de picar, de su gente, de los toreros de Albacete y de su siempre recordado Dámaso González. Verlo con tanta generosidad volcarse con el festival del Cotolengo, acompañar a las monjas que tanto bien hacen, emocionarse cuando depositaba flores en el centro del ruido, nos emocionaba a todos. Recordaba hace unas horas con José Mari Manzanares, el cariño con el que se encontraban y el larguísimo abrazo que se daban, recordando siempre al maestro de Alicante. Recuerdos, emociones que nos harán no olvidar a un hombre bueno y tremendamente generoso, como Juan Cantos “Pimpi de Albacete”.
Otro año más, se acierta con la elección del pregonero taurino. Recientemente el alcalde Serrano dio a conocer el nombre del matador de toros, Juan Martínez, quien será este año el que tenga el honor de pronunciar el pregón. A modo de introducción diré hoy que se acierta de pleno porque Juan cumple 50 años de alternativa este año, es de la tierra, sabe expresar bien lo que siente un exmatador o un aficionado. Me decía recientemente, Paco Jiménez, aficionado (Los sabios del toreo) quien se adelantó en la propuesta hace ya mucho tiempo, asegurándome que Juan: “hará un pregón brillante y digno de nuestra feria”. Le respondí que me alegraba de la sensibilidad que había tenido el alcalde para elegir bien. El pregonero será el protagonista el próximo día 4 en el Teatro Circo, pero quizás ese ruedo imaginario del Teatro esté completado con otras personas de relevancia. Las cuadrillas en el mundo de los toros no están exentas de importancia.
No me sale hoy acercarme a la política, a lo que sucede, que tanto me agrada y contar lo grande y lo pequeño. Pasan cosas, la actualidad y la actividad está muy viva y eso es muy bueno. No hay tregua, no hay descanso, cada cual en si sitio, la Ciudad, la Región merece lo mejor y eso les toca a ellos, los políticos.
La provincia hierve en fiestas. Acudir a Tarazona de la Mancha y en otros lugares igual, es comprobar que cada vez más la gente joven y los más veteranos vuelven en busca de sus raíces. Más gente que nunca, en sus calles, sus plazas, en los encierros, corrida de toros como en Tarazona con cartel de feria grande, cada cual con sus gustos y alcaldes entregados a la ciudadanía. Se nota cuando un alcalde se cree lo que hace y está cerca de la gente y si encima tienes una Plaza Mayor como la del municipio reseñado, el placer de los sentidos se desborda. A lo mejor, los que somos de pueblo lo sentimos más. He visto este año en Viveros, mi pueblo, el acto solidario de una noche de la tapa, en la que, de una forma altruista, mujeres y también hombres -los menos- se pusieron manos a la obra para elaborar platos de toda la vida y que tras pagar un precio mínimo sirviese para recaudar fondos destinados al arreglo de las campanas de la Iglesia. Todo ello liderado por el sacerdote, Antonio García, un cura joven que no espanta a los fieles, sino todo lo contrario. Ahora que se ha quedado más flaco, como que está más activo. Una noche de generosidad, de entrega, de armonía y unas elaboraciones gastronómicas estupendas, me quedo con las “croquetas de Iratxe”, entre otros platos que gustaron mucho.
¿¡De verdad que lo del videomarcador del Carlos Belmonte es un tema capital!? No lo creo, sinceramente. Habrá que ponerlo, faltan los postes para fijarlo que le corresponden al Club y preparado está el artilugio que es más grande que muchas viviendas -80 m2- para ser colocado en su sitio. De ahí a hacer un mundo, me parece exagerado. ¡Hay cosas más importantes en la vida! El videomarcador también, pero menos.
“El saber y la razón hablan; la ignorancia y el error gritan”. (Arturo Graf)
Ángel Calamardo
X: @AFCalamardo
