A tan solo 30 kilómetros de Albacete capital se encuentra el yacimiento arqueológico ‘Peña del Castillo’, situado en la localidad de Peñas de San Pedro, donde voluntarios y expertos trabajan para avanzar en las excavaciones y en la conservación del patrimonio que presenta este yacimiento íbero, que destaca por su magnitud y su gran valor cultural.
Un proyecto que no para de sumar verdaderas joyas arqueológicas y que despierta la curiosidad de vecinos y visitantes ante los grandes hallazgos. Situado en el entorno más característico de este pueblo de Albacete, el yacimiento ‘Peña del Castillo’ se encuentra inmerso en plena campaña de excavación con la colaboración del Ayuntamiento de Peñas de San Pedro y la Facultad de Humanidades de Albacete de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), bajo la batuta de la doctora Lucía Soria Combadiera. El proyecto también cuenta con financiación del Instituto de Estudios Albacetenses, dependiente de la Diputación de Albacete, por un importe de 20.000 euros.
Un proyecto de gran interés nacional que cuenta la historia de este municipio desde la Edad de Bronce hasta el siglo XVIII, sacando a la luz importantes joyas de la antigüedad. Desde que comenzaron las excavaciones en el año 2016, muchas son las personas han pasado en calidad de estudiantes, voluntarios, expertos y docentes para contribuir al desarrollo de este imponente yacimiento situado en el entorno más emblemático de Peñas de San Pedro. Un trabajo complejo y minucioso que poco a poco va dando sus frutos y deja como resultado materiales importantes para descubrir cómo vivían estas personas hace más de 2.200 años.
Una joya arquitectónica enterrada en la provincia de Albacete
Todo un reto apoyado por el Ayuntamiento de Peñas de San Pedro, que apuesta por su patrimonio arqueológico junto a la ayuda imprescindible de grandes profesionales y arqueólogos. El alcalde de la localidad albaceteña, Antonio Serrano, manifiesta que “nuestro patrimonio es uno de los pilares fundamentales junto con la industria cárnica de embutidos y el bienestar social a través de la residencia”, e indica la importancia de ponerlo en valor para que “vengan visitantes y turistas, que consuman en nuestro comercio, que compren nuestros embutidos y que conozcan nuestro pueblo”.
Además, el alcalde de Peñas de San Pedro señala que otro de sus objetivos es “sacarlo a la luz para que la gente pueda disfrutarlo”, y explica que “tenemos la suerte de tener mucho patrimonio y es importante darlo a conocer”. Un desafío que tiene como protagonista la cultura y la historia del municipio, que más que un gasto es “una inversión”, tal y como manifiesta Serrano, que subraya que “el principal financiador es el Ayuntamiento. Al final es una apuesta de los que vivimos aquí y queremos nuestro patrimonio”. “Consideramos que genera riqueza, actividad, puestos de trabajo y el reconocimiento del gran patrimonio que tenemos con el yacimiento íbero, el castillo, la iglesia y el Centro de Interpretación del Cristo del Sahúco”, explica Antonio Serrano a El Digital de Albacete.
2.500 años de historia, bajo tierra en Albacete
Lucía Soria, profesora de prehistoria de la Facultad de Humanidades de Albacete de la UCLM, capitanea este proyecto desde la cima de Peñas de San Pedro. En esta nueva campaña, el equipo ha decidido poner el foco y “aunar esfuerzos en la ladera”, como explica la doctora, que señala que se trata de “un asentamiento de hace más de 2.000 años. Estamos descubriendo numerosas estructuras constructivas muy interesantes a nivel arquitectónico”, y apunta que “también encontramos numerosos restos materiales en el interior que nos cuentan cómo era la vida doméstica y el día a día de estos habitantes de Peñas de San Pedro”.
Una labor minuciosa pero que ofrece gran cantidad de información, “no solo por la tipología de los objetos, sino también por dónde se encuentran”, explica Lucía Soria, que señala que “las tinajas suelen estar en la parte más alejada de la entrada, mientras que los pequeños recipientes se distribuyen en torno al hogar. Estos pequeños hallazgos nos permiten conocer cómo vivían los primeros vecinos de Peñas de San Pedro”.
Por otra parte, en la cima se han llevado a cabo labores de “reintegración y conservación de las estructuras excavadas para su puesta en valor a nivel arquitectónico, arqueológico y cultural”, apunta la experta, que añade que “se han reintegrado las construcciones con la última ocupación de la cima en el siglo XVIII, ya que en este lugar se instalaron unos militares en el marco de la guerra carlista”.
El potencial del yacimiento ibérico
Un yacimiento arqueológico con un gran potencial escondido, que poco a poco va viendo la luz, ya que este lugar ha sido hogar para diferentes pueblos a lo largo de la historia, lo que supone una “gran complejidad debido a las diferentes ocupaciones, desde la Edad de Hierro y Bronce final, pasando por la Edad Media y una época de mucho esplendor también durante los siglos XIV y XV”, señala la arqueóloga, que asegura que “en el siglo XVII los habitantes se bajaron al actual pueblo y en el XVIII se instalaron los militares”. De esta manera, se puede reconstruir la historia “no solamente de este pueblo de Albacete, sino también de los alrededores”, como apunta Soria, que añade que gracias a la altitud del cerro, el terreno ofrece “un control visual sobre el territorio impresionante”, además de su situación geográfica estratégica cerca de “rutas de trashumancia y grandes vías de comunicación”. También señala que a estas razones, entre otras, responde “el éxito del asentamiento”, además de encontrarse “a mitad de camino entre el Tolmo de Minateda y Libisosa”.
Cabe destacar una de las estancias con las que dio este equipo de arqueólogos repleta de piezas cerámicas. Un lugar en el que se encontraban “en torno a unos 150 y 180 piezas distintas”, como señala Lucía Soria, que apunta que “en un momento dado metieron ahí los recipientes. En el siglo I se abandona el lugar y se van con lo más valioso y menos pesado”. “Puede que eso responda a que quizá pensaban que podrían regresar a la que era su casa”, apunta la arqueóloga a El Digital de Albacete.
Más allá de las innumerables piezas que han visto la luz tras pasar siglos enterradas bajo tierra, las viviendas de este asentamiento también cuentan con un gran valor constructivo que aporta mucha información. “Las paredes se conservan perfectamente. Se puede ver cómo construyen un zócalo de piedra, después una hilada de adobes y luego lo enlucen para que quede lo más liso posible”, explica. Por el momento, “llevamos solo cinco campañas de trabajo en esta zona, aún queda mucho por conocer sobre las técnicas constructivas de este yacimiento”, aclara la experta, y subraya que “para construir hay que salvar la gran pendiente de 6,6 metros de diferencia, después la horizontalidad del terreno y construir terrazas con muros de contención para edificar finalmente la vivienda”. Eso sí, “no hay dos casas iguales. Cada uno hacía la suya en función a sus necesidades”, explica a El Digital de Albacete.
Trabajadores, voluntarios y estudiantes, mano a mano en Albacete
Este delicado trabajo se lleva a cabo con dos grupos técnicos. Por una parte, se realiza con “trabajadores que aporta el Ayuntamiento de Peñas de San Pedro en un taller de Empleo”, explica Luis Miguel Fernández-Montes, encargado del taller de Empleo de Arqueología, que añade que combinan dos acciones: “restaurar y conservar lo que hemos ido descubriendo en otras campañas y continuar con las excavaciones”. Además, cuentan con la ayuda de universitarios que se unen a este proyecto arqueológico durante los meses de verano. “Como yo en su día, que también empecé así. Ellos terminarán siendo arqueólogos profesionales”, manifiesta Fernández-Montes.
Una buena oportunidad para los futuros expertos muy importante, ya que “no todos los yacimientos en España para estudiantes ofrecen las condiciones que ofrece aquí el Ayuntamiento en cuanto a alojamiento y dietas”, señala Luis Miguel Fernández-Montes, que apunta que además “es un reclamo debido al nivel de conservación y la variedad de materiales que atrae a personas de toda la geografía española”. De esta manera, “es una experiencia para estas personas, que pueden conocer las peculiaridades de las tierras manchegas, y también para nosotros”, señala, y explica que “pasan mucho tiempo juntos y se fraguan grandes amistades”.
“Somos esclavos de los detalles”
En cuanto al trabajo minucioso que se lleva a cabo en la ladera de Peñas de San Pedro, el arqueólogo señala que “somos esclavos de los detalles”, y compara esta tarea con “un tiramisú. Hay que ir retirando las capas que forma el tiempo con cuidado, ya que no tienen nada que ver una con la otra”. “Al final estamos descubriendo una habitación de una familia de hace 2.200 años. Te encuentras los juguetes de los niños, las tinajas donde guardaban su alimento entre otras cosas”, señala el arqueólogo.
Concretamente, en una de las habitaciones el equipo encontró “un enterramiento infantil”, recuerda Fernández-Montes. “Eran dos hermanos, creemos que probablemente gemelos. Uno falleció en el parto y el otro con unos meses. Esto también te habla de la parte más personal y dolorosa de las personas, que aunque sean de hace más de 2.000 años, no dejan de ser como nosotros”, manifiesta, y añade que “eso muestra que no somos tan distintos”.
“Las personas que vivían aquí pensaban que su sociedad y su modo de vida era el mejor, pero el peso del tiempo hizo incluso que nos olvidásemos de que ellos estuvieron aquí”, apunta el arqueólogo, que señala que en cierta manera es “una cura de humildad”, ya que “nosotros también pensamos que hemos llegado al culmen de la civilización, pero terminaremos igual que ellos, bajo mil metros de tierra y vendrán personas como nosotros ahora para descubrir cómo vivíamos”.
“En La Mancha la vida se hacía en los patios y eso también se ve aquí”
En lo relacionado al terreno donde tiene lugar la excavación, Tomás Torres, codirector del proyecto que se desarrolla en ‘Peña del Castillo’, matiza que “no solo se trata de apostar por el patrimonio cultural de los municipios, sino de ayudar también a la participación en estas labores de los alumnos, ya que en los últimos años no es fácil acceder a este tipo de excavaciones”, y explica que gracias a ellas “podemos ver cómo construían y cómo preparaban el terreno con ciertas condiciones de seguridad, puesto que en esta época las viviendas se edificaban para que durasen el máximo tiempo posible”.
Cabe destacar que los espacios de estas construcciones no son excesivamente grandes, sino que giran en torno a los “15 metros cuadrados, por lo que es probable que estas personas tuviesen una vida social fuera de casa”, explica Torres, que manifiesta que “en La Mancha la vida se hacía en los patios, la vivienda era la cocina y los dormitorios. En cierto modo, eso también lo tenemos aquí”.
En cuanto a la complejidad del terreno, Torres manifiesta que “siempre se ha construido prácticamente igual. Es mucho más fácil en terreno llano, pero las condiciones de seguridad, de control estratégico y de protección obligaba a construir en altura, ya que la defensa natural también contribuía a la propia de los asentamientos”. Un factor que “contribuye a la efectividad de la misma, que es lo que garantiza la supervivencia de los poblados de esta época. Si no hay defensa, el pueblo no tiene ni una mínima posibilidad de subsistir”, señala el codirector el proyecto.
Los primeros habitantes de este pueblo de Albacete
Precisamente en estas alturas, donde encontramos el yacimiento arqueológico, podemos ver cómo construían los primeros habitantes de este pueblo de Albacete, “creando terrazas y cortes artificiales para realizar una especie de escalonamiento, y edificar sobre terreno plano”, señala Tomás Torres, que apunta que “actualmente contamos con varias alturas, pero seguramente haya muchas más”. Como curiosidad, el experto señala que estas viviendas presentan con una peculiaridad, y es que “el acceso a la misma se da siempre en la zona sur”.
Además, Torres destaca la importancia de tener en cuenta que “cuando vemos un yacimiento, estamos viendo la ruina de lo que fue en última instancia, deformado por las presiones, la humedad, el paso de los siglos y la maquinaria, entre otros factores”. En estos terrenos, también se pueden observar estos efectos in situ, ya que existen “unos cortes, que no tienen correspondencia con el yacimiento en sí, sino que responden a los bancales de los años 40 tras la Guerra Civil. Debido a la hambruna se empezó a plantar también en esta zona”, apunta.
Una oportunidad única para los futuros arqueólogos de Albacete
Fernando González, decano de la Facultad de Humanidades de Albacete destaca que “es un absoluto lujo contar con un yacimiento de estas características prácticamente al lado de Albacete, donde nuestros alumnos puedan realizar estas prácticas gracias a Lucía Soria y al Ayuntamiento de Peñas de San Pedro”. En este sentido, González explica que “una de las posibilidades de las Humanidades es la arqueología y muchos alumnos han probado y les ha picado el gusanillo”. Además, el decano de la Facultad de Humanidades de Albacete pone en valor la importancia de que “los alumnos puedan venir y ver la realidad del arqueólogo”.
Por este motivo, Fernando González destaca la “colaboración del Ayuntamiento de Peñas de San Pedro con los alumnos ofreciendo dietas y alojamiento. Pocas veces se encuentra un Ayuntamiento y un alcalde en concreto tan interesado en sacar adelante el patrimonio de su pueblo”.
“La simbiosis perfecta”
En este sentido, el alcalde de esta localidad de Albacete señala que “los estudiantes y vecinos forman una simbiosis perfecta. No solo es trabajar, sino también convivir con los habitantes del pueblo. Aquí son uno más”, señala, e indica que “los vecinos suben, hablan con ellos y les cuentan lo que hacen. Al principio parecía raro. Era un cerro que no se había tocado en siglos pero ahora cuando se ha visto todo el potencial la gente rema a favor”.
En ‘Peña del Castillo’ tanto voluntarios como estudiantes y trabajadores continúan con las excavaciones y las labores de conservación del que fue el asentamiento de los primeros habitantes de Peñas de San Pedro. Por otro lado, Ayuntamiento y vecinos colaboran con los arqueólogos, testigos del gran descubrimiento y del tesoro que escondía el lugar más emblemático de su pueblo. Como uno más en la localidad, los arqueólogos han llegado a este pueblo de la provincia de Albacete para trabajar por sacar a la luz la joya arqueológica que llevaba siglos enterrada en este lugar.
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