Las ciudades las hacen las personas que viven en ellas, ya que suponen una parte importante de la historia de la misma. Lo mismo ocurre en Albacete, donde muchos vecinos han sido claves en el desarrollo económico, político o social de la ciudad y han aportado su granito de arena para que la capital albaceteña se convirtiese en lo que es a día de hoy. Muchos de ellos, han sido grandes familias destacadas y conocidas por los vecinos de Albacete, como es el caso de la familia Orovitg, de origen catalán, pero que llegó a Albacete para hacer de la ciudad su nuevo hogar.
Desde El Digital de Albacete nos adentramos en el seno de esta familia que llegó desde tierras catalanas para instaurarse en la ciudad, a la que adoptaron como su nuevo hogar. Muchas fueron las familias de origen catalán que eligieron Albacete como su nuevo lugar de residencia, donde construyeron su futuro y donde echaron raíces. Agustín Orovitg Rosich fue uno de estos jóvenes emprendedores que llegó a la capital albaceteña con 25 años e instauró un popular negocio de tejidos.

Agustín puso en marcha “un comercio de tejidos en la calle Mayor, justo en la esquina con la calle Rosario llamado ‘La Virgen de los Llanos’”, asegura la escritora albaceteña Adoración González Mateo. Un negocio característico, ya que justo encima del edificio se encontraba una imagen de la Virgen de los Llanos. En un principio en este mismo inmueble donde Agustín tenía su negocio, existía un relieve de la Patrona de la ciudad, del tallista y escultor Gregorio Guerrero Plaza. Finalmente el edificio fue demolido y en su lugar se colocó una de las tres réplicas de Nuestra Señora de los Llanos que se hicieron tras la guerra.
De Albacete a América
Además de dedicarse a su negocio de tejidos, Orovitg también trabajaba con “establecimientos de beneficencia, que eran el Hospital de San Julián, la Casa de Misericordia y la Casa Cuna a quienes vendía género”, como señala González Mateo, que añade que “en 1903 se marchó a América donde estuvo unos meses y a su vuelta montó un negocio en La Roda”.
“Con los años llegaron los problemas, llegando al extremo de tener que subastar gran cantidad de pertenencias”, explica la escritora de Albacete, que apunta que “al parecer, cambió la forma de ganarse la vida y se anunciaba en la prensa local de la siguiente manera: ‘Es de mucho interés para ustedes poner sus contabilidades al corriente y corregirlas, si son defectuosas. Apertura y cierre de libros de sociedades y particulares. Voy a los pueblos. Mis honorarios resultan siempre económicos, porque mi intervención y competencia evitan perjuicios de mucha importancia’”.
Agustín Orovitg se casó con con María del Rosario Gil Royo, hija de un conocido abogado y político, y formó una familia numerosa. El catalán “falleció en 1931 a causa de una hemiplejia a la edad de 60 años”, manifiesta Adoración González Mateo a El Digital de Albacete.
Agustín y Rosario Orovitg Gil
Agustín y Rosario fueron el primer y segundo hijos del matrimonio Orovitg Gil respectivamente. Agustín nació en 1901 y “se dedicó a la banca, siendo oficial y apoderado del Banco Central”, manifiesta González Mateo, que señala que, por este motivo vivió en varios lugares como “Toledo, Córdoba, Sevilla y Madrid, donde lo iban destinando por motivos de trabajo”. Finalmente, falleció en 1968.
De la primera de las hermanas, Rosario, “no se tienen muchos datos. Se casó con un abogado y secretario judicial llamado Quiliano de la Fuente Sanz”, explica González Mateo a El Digital de Albacete.
Esperanza y Juana Orovitg Gil
Esperanza y Juana fueron la tercera y cuarta hermanas de la saga Orovitg Gil respectivamente. Esperanza “nació en 1906 y murió a la edad de 96 años”, apunta González Mateo. Por otra parte, Juana fue “una mujer que destacó y muy culta para la época”, señala, y manifiesta que “estudió Magisterio y participaba en veladas literarias. Aprobó unas oposiciones para mecanógrafos de la Diputación de Albacete y también obtuvo la plaza de auxiliar mecanógrafo en el Tribunal de lo contencioso-administrativo”.
Aunque Juana consiguió estudiar y sacarse la plaza, “solo pudo trabajar algo más de un año”, explica González Mateo, que aclara que “falleció en diciembre de 1928 en el Real Sanatorio Antituberculoso del Guadarrama”.
José y César Orovitg Gil
José y César, quinto y sexto hermanos del matrimonio Orovitg Gil. José estudió Magisterio, aunque finalmente “desarrolló su carrera profesional como procurador”, señala la escritora de Albacete, y manifiesta que “de 1940 a 1960 aparecía con mucha frecuencia en la prensa local, cuando se informaba de la actividad de los tribunales y los juicios”.
César por su parte, y curiosamente, “ocupó el lugar de su hermana Juana de auxiliar mecanógrafo del Tribunal provincial de lo contencioso-administrativo a su muerte”, explica González Mateo, que apunta que “también estudió Magisterio como su hermano José y estuvo destinado en varios pueblos de la provincia de Murcia”.
Pedro y Atanasio Orovitg Gil
Pedro y Atanasio fueron el séptimo y noveno hijo de este matrimonio. Pedro estudió “Derecho y Magisterio y estuvo en la División Azul hasta julio de 1942, cuando regresó a Albacete”, explica la escritora albaceteña.
El último de los hijos de la saga Orovitg Gil fue Atanasio. El benjamín de nueve hermanos fue un artista y “se dedicó a la música, tocaba el piano y daba conciertos”, manifiesta González Mateo.
Magín Orovitg Gil
Por otra parte, Magín fue el octavo de los hijos y “una persona muy conocida en Albacete, ya que era dueño de una famosa mercería en la calle Mayor, en el tramo entre la calle Ancha y la calle Gaona”, apunta, y manifiesta que “era una pequeña tienda con un impresionante surtido de botones, cremalleras, cintas, adornos y todo lo necesario para las amas de casa que cosían y remendaban”. Por este motivo, se convirtió en una de las tiendas “más conocidas por todas las mujeres de la época”, asegura a El Digital de Albacete.
Esta y la historia de otras familias destacadas de Albacete se encuentran recogidas en el libro de la escritora albaceteña, Adoración González Mateo ‘Los que hicieron Albacete: Familias de empresarios, comerciantes e industriales del siglo XIX y principios del XX’.