En el año 2023 más de 500 mujeres refugiadas fueron atendidas por ACCEM en Albacete. Son muchas las personas que huyen cada año de su país, y algunas de ellas residen en la capital albaceteña, bajo la protección de ONGs como ACCEM, que trabaja para mejorar la calidad de vida de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Albacete es la tercera provincia que ha realizado más atenciones a mujeres refugiadas, por detrás de Toledo y Guadalajara, según los datos de la ONG.
Varias mujeres repartidas por todo el país han compartido su testimonio con la sociedad para conocer de primera mano las situaciones que han vivido y que las ha llevado a huir de sus hogares. De diferentes puntos del mundo, cada una de estas mujeres refugiadas ha contado su propia historia y las causas que las han obligado a abandonar su país en busca de una nueva vida, donde puedan vivir libremente y donde sus derechos sean respetados.
Las causas que hacen que una mujer huya de su país son de índole muy diversa. Las guerras y los conflictos armados son una de las más comunes, aunque cabe destacar que existen otras situaciones que llevan a estas personas a huir de sus hogares como los matrimonios forzosos, la mutilación genital, la explotación a través de redes de trata o la violencia física y sexual. Son muchas las razones por las que estas mujeres decidir abandonar sus países de origen y sus hogares para refugiarse y así acabar con la discriminación y la vulneración de sus derechos a la que se ven sometidas.
En muchas ocasiones, estas mujeres se adentran en trayectos migratorios peligrosos, en los que arriesgan su vida por buscar una nueva. “Vienen desde Latinoaméricana o África subsahariana pasando por trayectos muy largos donde destaca falta de vías legales”, explica Susana Larios, del Área de Campañas de ACCEM a El Digital de Albacete, que asegura que “a estas mujeres se les condena a seguir sufriendo abusos o arriesgar su vida, y durante el trayecto también se ven obligadas a sufrir violencia”.
Las causas: matrimonios forzosos, mutilación genital, violencia de género o la explotación sexual
Las causas por las que estas mujeres se ven obligadas a solicitar asilo en España son de diversa índole. “Por el hecho de ser mujeres hablamos de que estas personas sufren desde violencia de género hasta matrimonios forzosos y otras vulneraciones muy grandes de sus derechos”, apunta Susana Larios, que asegura que “las mujeres están muy expuestas”.
Es el caso de Sire, de Guinea, que salió de su país, ya que iba a ser obligada por su familia para casarse, lo que la motivó para salir de su país. “Todas las mujeres tienen que tener su propia decisión”, son las palabras de esta mujer, originaria de Guinea, que ha conseguido rehacer su vida en España. Rosi es otro ejemplo de cómo han llegado estas mujeres a nuestro país. Natural de Honduras, Rosi es víctima del conflicto armado que ha sacudido el país en los últimos años. La hondureña valora “el poder salir, poder hablar en la calle y caminar en libertad” y desea que “las niñas tengan libertad y puedan estudiar. Que vivan sin miedo a que las ‘maras’ las capten y caigan en la prostitución”.
Aminata llegó de Mali, donde sufrió una mutilación general. La maliense comparte su testimonio y manifiesta que “las mujeres que vendrán detrás de mí deben ser libres de hacer lo que quieran”. Desde Afganistán llegó Soraya, que trabajaba en una institución afgana y con la llegada de los talibanes se vio obligada a dejar su trabajo. “No les gustaba nuestro trabajo ni que hubiese mujeres. Para las mujeres ya no queda nada”, explica Soraya.
Las mujeres como arma en los conflictos: “A ellas se las utiliza para hacer más daño”
Cuando hablamos de conflictos bélicos, es cierto que las guerras las sufren tanto hombres como mujeres, pero de diferente forma. Los hombres son los que van a luchar al frente, mientras que las mujeres son utilizadas como armas. “A ellas se las utiliza para hacer más daño”, explica Larios. Cabe destacar, que a lo largo de la historia se ha visto como en las guerras, cuando se ha invadido una ciudad, unas de las prácticas comunes para aumentar el daño al bando contrario ha sido violar a las mujeres.
Los duelos migratorios y las historias que hay detrás
Estás personas llegan al país en situaciones “muy complicadas”, tal y como explica Susana Larios, responsable de las campañas de concienciación de esta ONG. “Cuando una mujer pide asilo no sabe que es un motivo de género, simplemente piensa que viene de un conflicto armado”, asegura Susana Larios, que manifiesta que “cuando son atendidas por los profesionales, con la ayuda de psicólogos y técnicos, empiezan a hacerles entrevistas en profundidad y ahí salen muchas cosas”. Por esta situación, la responsable de ACCEM apunta que “los traumas van saliendo poco a poco”.
«Vienen en situaciones complicadas. Es cierto que ves mujeres muy fuertes, aunque también ves sufrimiento y personas vulnerables”, matiza Larios, que asegura que se trata de personas “que se han enfrentado a meses de trayecto migratorio para ponerse a salvo”.
El duelo migratorio es parte del trauma que arrastran estas mujeres durante su trayecto. “A lo mejor no es lo primero de lo que se habla. Se narra antes la violencia o el trayecto, pero cuando empiezan a hablar con profesionales también trabajan esta parte”, manifiesta Susana Larios, que pone de relieve la complejidad de entender este concepto y la necesidad de “que estas personas hagan un seguimiento a través de programas específicos para entenderlas al 100% y ayudarlas”. Para ello, ACCEM cuenta con varios programas específicos para atender diferentes perfiles, como el programa de trata de personas, entre otros.
ACCEM pone el foco en la importancia de que estas personas sean atendidas por “equipos multidisciplinares”, desde psicólogos a abogados o trabajadores sociales. “Es fundamental escuchar su relato y preparar todo de cara a solicitar el asilo”, manifiesta Susana Larios, que destaca que para una mujer que acaba de llegar al país, y que a veces no conoce el idioma, es complicado enfrentarse a este tipo de procesos burocráticos que son necesarios para solicitar el asilo y poder residir de manera legal en España.
“Poner los cimientos para construir una vida”
La integración social es fundamental para volver a vivir. Se trata de “poner los cimientos para construir una vida”, tal y como explica la especialista de ACCEM a El Digital de Albacete. Un proceso que va paso a paso en el que “se tienen que sentir seguras y a salvo, y para ello se necesita atención jurídica y traductores, entre otros”.
Una parte fundamental es aprender el idioma, tal y como manifiesta Larios, que explica que también se tienen en cuenta “las posibilidades de homologación de títulos y la formación que tienen estas personas para ver que posibilidades tienen a la hora de incorporarse al mundo laboral”. “Si a cualquiera nos sacan del país y nos llevan a otro donde no conocemos el idioma, y nos dicen que no podemos ejercer nuestra profesión sino que tenemos que hacer trabajos domésticos es complicado”, manifiesta la especialista.
“Se trata de tener empatía y ponernos en el lugar de las personas”, señala la especialista de las campañas de ACCEM, que matiza que en la vida de estas mujeres “todo lo que has construido personal y profesionalmente se queda atrás, sin amigos ni familia, y como profesiones tampoco pueden ejercer. Ese ajuste de expectativas es brutal”. En estas situaciones, Larios reconoce que ves “unas personas con una resiliencia y una capacidad de adaptación brutal”.
Un 60% de mujeres refugiadas ucranianas han regresado a su país para encargarse de los cuidados
Albacete acoge a mujeres de diferentes nacionales, pero en los últimos años se ha visto el incremento de la llegada de mujeres y niños de origen ucraniano, debido a la guerra de Ucrania, que se ha prolongado más de dos años por el momento. En un primera instancia, familias completas llegaron a la provincia de Albacete, principalmente compuestas por mujeres y sus hijos, puesto que los hombres están obligados a combatir. De ese momento han pasado dos años, y ACCEM ha observado que muchas de estas mujeres refugiadas han decidido regresar a su país de origen, la mayoría de ellas para dedicarse a los cuidados. “Hemos evaluado los motivos del regreso y hemos detectado que un 60% de las mujeres que vinieron han vuelto para ser las protagonistas de los cuidados”, asegura Susana Larios de ACCEM, que manifiesta que estas personas han regresado a Ucrania “para estar con sus parejas o para cuidar a familiares mayores”. Una situación que ha hecho que estas personas vuelvan al lugar del conflicto debido a las cargas familiares para hacerse cargo de los cuidados.
“Nos han prestado su historia y parte de su vida”
Susana Larios destaca la importancia de que mujeres refugiadas como Sire alcen la voz para contar sus historias y así convertirse en referentes y servir de ayuda para aquellas mujeres que estén pasando por situaciones similares. En el caso de Sire, Susana apunta que “lo ha hecho todo, ahora trabaja y en su tiempo libre nos ayuda como traductora”. Además, la responsable de ACCEM asegura que “se ha convertido en un referente para las mujeres de asociaciones africanas”. Mujeres valientes como Sire, Rosi, Aminata o Soraya son solo el ejemplo de la fuerza, la valentía, la resiliencia y la capacidad de superación que habita en las mujeres refugiadas.
Susana Larios hace hincapié en la importancia de visibilizar estos testimonios y la valentía que han mostrado estas mujeres compartiendo sus experiencias, que “nos han prestado su historia y parte de su vida”, tal y como indica la responsable de ACCEM.
“El miedo acompaña”
Aunque es cierto que muchas mujeres consiguen superarse e incluso compartir su testimonio para ayudar a otras mujeres, también cabe destacar que “muchas mujeres tienen que hablar de forma velada porque siguen teniendo miedo. Tienen familiares en los países de origen y tienen miedo de que haya represalias hacia su familia por hablar de esto”, tal y como explica Susana Larios.
A pesar de comenzar una vida lejos de su país de origen, “el miedo las acompaña”, tal y como explica Susana Larios, responsable de campañas de ACCEM a El Digital de Albacete. El miedo acompaña especialmente en aquellos casos en los que las mujeres “mantienen contacto con su familia del país de origen. Al final tienen miedo de que las represalias vayan contra su familia”, manifiesta Susana Larios, que añade que “hay mujeres que, por ejemplo, continuan en la trata de explotación sexual porque viven con ese miedo constante todos los días.”
Sire, Soraya, Rosi o Aminata son solo el ejemplo de las miles de historias de mujeres refugiadas que han visto vulnerados sus derechos de diferentes formas y se han visto obligadas a huir dejando atrás sus hogares, su familia y sus amigos. Mujeres con una capacidad de superación admirable, que han sabido adaptarse y superarse para vivir una vida libremente, donde sean respetadas. Estas cuatro mujeres han tenido la valentía y la generosidad de compartir su historia con la sociedad, para que podamos empatizar con ellas y conocer realidades diferentes, que si no fuese de esta manera, no podríamos entender nunca.
