En una pelea a vida o muerte todo lo que no sea ganar es perder, así que permítame que el empate de este lunes en el Carlos Belmonte tenga, para el que les escribe, más sabor a derrota que a otra cosa. De nada ha servido la conjura de “El Callejón” de la plantilla del pasado viernes, cuando los jugadores se dieron cita en este conocido restaurante de Albacete para hacer piña y conjurarse por la permanencia. En los últimos minutos hemos conocido la decisión de cesar a Albés, algo que llega, a mi juicio, algo tarde. Quizá en el contrato del ya ex entrenador habría alguna cláusula que abarataría su cese si se ocupara puestos de descenso. Aunque considero que desde el banquillo se han cometido errores y el cese era la única decisión posible, no me cansaré de repetir que los máximos culpables de la actual situación del Albacete Balompié son los propietarios, los Kabchi, y el CEO y Vicepresidente, Víctor Varela.
Harto estoy a estas alturas de escuchar las mismas excusas una y otra vez, cuando la evidencia es tozuda y jornada tras jornada se demuestra que no se puede andar por el fútbol profesional con lo puesto. Sin duda, como siempre he sostenido, el error garrafal ha sido la confección de la plantilla, totalmente descompensada, así como dejar marchar a la columna vertebral del equipo que el año pasado tan buenos resultados obtuvo. A estar alturas, de poco sirve lamentarse, ya es demasiado tarde, pero quede en la propiedad del Alba el título de ser los máximos responsables de este desastre. Sí, en esos que parece que deciden quién es buen aficionado y quién malo.
Dicen que cuando un dedo apunta al cielo, el tonto mira al dedo, y por eso parece que nos han tomado, nos toman y quieren tomar desde la directiva del Albacete Balompié. Durante toda la semana han estado más pendientes de “vender” la nueva iluminación del Carlos Belmonte y cumplir su compromiso publicitario con la empresa que la ha realizado que de crear el ambiente de final que merecía este partido. Como todo este año, se está más pendiente de lo superfluo que de lo imprescindible, y claro, así pasa lo que pasa.
A Rubén Albés habrá que estarle siempre agradecido por la magnífica temporada que nos brindó el año pasado con un fútbol desenfadado y valiente. Este año ha tragado con lo que le han puesto por delante los Kabchi, y en el pecado ha llevado la penitencia. Se ha visto superado por la situación y el personaje creado se ha comido al entrenador con empecinamientos que le han acabado costando el puesto. Skyline no aprende de los errores y ha repetido con Albés lo sucedido con Ramis, pero en esta ocasión no estoy convencido de que nos salvaremos en el último partido con un penalti que curiosamente anotó Mesa…al que se ha dejado escapar.
Ahora veremos qué nos trae Skyline, suenan ya varios nombres, como el de Juan Ignacio Martínez, pero habrá que esperar a las próximas horas para conocer quién será el inquilino del banquillo blanco las últimas diez jornadas de Liga.
Mientras tanto, pasó una jornada más y el Alba está un poco más hundido. Confiar la salvación a que los demás no ganen es algo que tarde o temprano sale mal. Demasiado habíamos aguantado fuera del descenso. Al final, tan solo voy a salvar de la quema de hoy a Agus Medina, Higinio, la primera parte de Fuster y Vaclík, que aunque no está fisicamente ni al 50%, los dos penaltis parados y una mano milagrosa mantienen la fe en los muy creyentes.
Javier Romero
Director de El Digital de Albacete