Rubí Sanz ha dedicado más de tres décadas a la cultura y ha custodiar el arte. Como si de un cajón gigante se tratase, Rubí ha estado al frente del Museo de Albacete, situado en el Parque Abelardo Sánchez, para guardar la memoria de Albacete y provincia entre sus paredes.
Una labor que ha sido casi como un regalo para los albaceteños, que gracias a ella, ahora pueden visitar un museo cargado de historia. Por este motivo, y por muchos otros, Albacete agradece su gran trabajo a Rubí Sanz otorgándole un reconocimiento con motivo del Día de la Mujer de la mano del Ayuntamiento de Albacete.
Rubí Sanz confiesa a El Digital de Albacete que recibía esta distinción con “mucha alegría. Me siento muy honrada”, apuntaba la mujer que fue directora del Museo provincial y manifiesta que “Albacete es mi ciudad, y que tu ciudad te reconozca te honra”.
Este premio es especial para Rubí, que lo quiere compartir con muchas personas.“He estado unos meses ingresada en una residencia de ancianos por enfermedad y me gustaría compartir simbólicamente este premio con las personas que están en residencias, que a veces se encuentran solas”, explica la historiadora y apunta que “han sido luchadores toda su vida. Estas personas son los que empezaron a romper las barreras que había para las mujeres”.
Tres décadas dedicadas al arte, especialmente en el Museo de Albacete avalan la extensa trayectoria de Rubí, que pasó por diferentes museos importantes de España, aunque guarda especial cariño al museo de su ciudad que encabezó durante años. “Me quedo con la satisfacción de haber trabajado en lo que quería y de haber estado en un museo tan hermoso y tan lleno de vida como es el de Albacete”, puntualiza Rubí Sanz.
“Había pocas mujeres dirigiendo museos”
La exdirectora del Museo de Albacete se ponía al frente de la dirección de este en un momento en el que no era lo común que las mujeres encabezasen este tipo de puestos directivos. “Había pocas mujeres dirigiendo museos”, puntualiza Rubí, y manifiesta que “entré en septiembre de 1974 en el Museo de Albacete, para hacer prácticas. Me encontré con personas con la mente muy abierta, que lucharon para que se hiciese el edificio que hoy es el museo”.
El arte y la cultura son un claro reflejo de la sociedad. Muchas mujeres que han sido grandes artistas, han estado relegadas a un segundo plano, y nunca han visto reconocido su trabajo. Por esta razón, actualmente se están desempolvando las obras de muchas mujeres artistas para exponerlas en el lugar que siempre merecieron. Rubí Sanz explica que hay brechas de género “creadas por mentalidades que han visto, y muchas siguen viendo, a la mujer como subsidiaria del hombre”, y agradece que “en esta profesión ha participado muchísimo la mujer” en labores como la restauración o la conservación.
Sobre estas mujeres pioneras y valientes en el mundo del arte, Rubí Sanz puntualiza que “se ponían pantalones y se iban a excavar igual que los hombres”. Una de ellas, que Rubí recuerda con especial cariño es Nieves Sánchez Carrilero que “participaba en la vida activa del Museo de Albacete en los años ochenta”. Y como ella y Rubí Sanz, muchas otras mujeres que “hemos trabajado en museos para conservarlos”.
A veces nos fascinan los museos de otros lugares y ni siquiera pasamos por el museo de nuestra ciudad, que debería ser una parada obligatoria para todos los albaceteños para conocer nuestra propia historia e identidad. Eso sí, los albacetenses se han mostrado siempre activos en la vida del museo que dirigía Rubí Sanz, que recuerda “la cantidad de personas que llamaban al museo porque se habían encontrado cosas”. Entre risas, la historiadora explica que “un señor llamó porque se había encontrado una gineta, un animal, y que tenía que quedarse en un lugar que lo protegiese”, entendiendo que el museo es ese gran cajón que protege Albacete.
Los sótanos del museo
“Cuando remodelamos los sótanos, yo pedía que estos se pudiesen ver, porque la gente preguntaba por piezas que habían traído hace veinte años”, recuerda la que fue directora del Museo de Albacete, que se pasaba muchas horas en el sótano, ya que “hacía muchos viajes al sótano para buscar piezas que me pedían los albaceteños”. Al final, los museos más allá de las exposiciones se deben a “guardarlo todo, porque forma parte de la memoria de los pueblos, y a nosotros nos corresponde guardar todo eso”, apunta Rubí, que si fuese por ella, organizaría visitas a los sótanos de la que fue su casa.
Sobre la construcción del museo, Rubí destaca la corriente arquitectónica que une naturaleza y arte “y se funde de una manera tan bonita como lo hace este museo”. Una concesión que les costó bastante aceptar a los albaceteños ya que “tuvieron que quitar una parte del parque, concretamente el estanque. Ojalá se hubiese ensanchado el parque, ya que habían solares enfrente”, explica Rubí Sanz y recuerda que “hay una parte del museo que está en obras, y ahí aún está el pavimento del antiguo estanque del museo”. De esta manera, el Museo de Albacete se ha convertido en el gran cajón de la ciudad, que guarda muchas obras, aunque aparentemente pueda parecer que estas ya no existen.
Tres décadas al frente del arte, fundido con la naturaleza en el Museo de Albacete cuentan gran parte de la historia de Rubí Sanz, que no se puede entender desligada de este museo. Un edificio que guarda gran parte de la cultura y de la historia de Albacete, que todos deberíamos visitar al menos una vez en la vida.