El Albacete Balompié se está autodestruyendo jornada a jornada y los de Rubén Albés ya rozan con sus huesos las posiciones de descenso, lugar al que caerán el próximo sábado en caso de no conseguir derrotar al Cartagena en el Carlos Belmonte a partir de las 14.00 horas en un partido que ya tiene todos los tintes de final y que, incluso, ya lo catalogan así dentro del vestuario.
El Albacete es un coladero durante toda la temporada y de aquellos polvos vienen estos lodos, ya que estar en la situación que está el Alba no surge de la nada y todo tiene un motivo: la fragilidad defensiva de este equipo, la inoperancia bajo palos y la pasividad en los despachos, desde donde los Kabchi, Víctor Varela y compañía, nada están haciendo en forma de fichajes ya que a falta de 72 horas para el cierre de mercado, las nuevas incorporaciones son las mismas que los puntos sumados en los últimos tres partidos: cero patatero.
Y el discurso siempre es el mismo, pero ya cansa lo del equipo compite, el equipo merece mucho más, el equipo hace gran cantidad de cosas bien, bla, bla, bla. Palabrería barata. El equipo encaja goles con una facilidad pasmosa y le cuesta horrores hacerlos, por lo que no hace falta haber ido a Salamanca a estudiar para saber que ese coctel tiene un claro y único nombre: descenso.
Albacete – Cartagena, una final en el mes de enero
A las cosas hay que llamarlas por su nombre y por mucho que desde los estamentos albacetistas quieran endulzar la situación, la situación es la que es y como el próximo sábado el Cartagena se lleve del Carlos Belmonte los tres puntos, los de Calero asestarán una puñalada al Albacete que podría ser mortal ya que nadie esperaba estar a estar alturas de temporada donde los blancos están y será mucho más difícil hacer entender a las mentes de los futbolistas la complicada y compleja situación.
A día de hoy y con el mercado de fichajes aún abierto, la solución pasa por reforzarse y hacerlo bien, porque está visto que con lo que tenemos a día de hoy no está siendo suficiente y por tanto habrá que buscar en otros caladeros los mimbres que palien la sangría de goles que los de Rubén Albés llevan sufriendo desde que el balón echó a rodar en la primera jornada de Liga.
Y ojo, que quizá los fichajes no aporten mucho por aquello de que tienen que llegar, aclimatarse, acostumbrarse a una nueva ciudad, idea de juego y familia profesional, pero si Kabchi se rasca el bolsillo por lo menos no se le podrá decir que no lo intentó, algo que sí se le puede decir a día de hoy a boca llena, porque, repetimos, las nuevas incorporaciones son cero, ese número que el equipo de SkyLine es incapaz de hacer que sea el número de goles que marque su rival.
El Albacete Balompié se está autodestruyendo y cavando su propia tumba, que partido a partido es más honda. Y mientras, en los despachos, tan tranquilos. O esa es la impresión que dan con la inoperancia en forma de fichajes invernales.
