Cuando Caparrós Hernández decretó con su silbato el final del partido, la afición del Albacete Balompié, que es soberana, mostró su cabreo y disconformidad con lo que jugadores y dirigentes están haciendo en un equipo que se asoma peligrosamente a los puestos de descenso y que se está complicando la vida a base de ser incapaz de no dejar la puerta a cero y de tener la pólvora mojada.
La afición del Albacete comienza a estar ya cansada de estar oyendo el mismo discurso día tras día y de que desde el entorno del club se crea que los que pagan no tienen criterio, tratando de vender una realidad que no existe a día de hoy y que es muy alejada de lo que en verdad pasa sobre el verde.
El Albacete Balompié es un coladero y un manojo de nervios, por muy de rosa que lo quiera pintar Víctor Varela, mostrándose el equipo de Rubén Albés timorato en muchos momentos, inseguro en la mayoría, y fallón en defensa en otros tantos, lo que está haciendo durante toda la temporada que dejar la puerta a cero sea casi una utopía y que al Alba le cueste horrores poder cosechar victorias.
Y así es imposible ganar. Y es imposible porque el equipo no carbura como debería y porque mientras la temporada pasada con una ocasión de gol los de Albés marcaban dos, desde el principio se vio que esta temporada lo de los goles a favor no estaba del lado de los blancos, y para más INRI, con la fragilidad defensiva que se demuestra día a día, es que a los de Albés le hacen falta varios goles por partido para sumar al menos un punto. Si es que lo suman, que esa es otra…
Cuando la situación en un equipo no va bien lo normal es mirar al banquillo y señalar al entrenador, algo que todavía no pasa en el Albacete Balompié, que donde se mira es al palco y también al banquillo, sí, pero no por Albés, sino porque no hay jugadores que puedan ser alineados por el entrenador. Y no los hay porque los Kabchi y Varela han sido incapaces hasta ahora de fichar a nadie en el mercado de invierno y parecen disfrutar no gastando dinero que invertir en el futuro del equipo en mimbres para su entrenador.
Hacen falta fichajes en el Albacete como el comer
Y no sé qué más mensajes necesitan en la propiedad por parte de Albés, que este sábado se ha dejado fuera de la convocatoria a Ros y ha preferido poner de central a Olaetxea. El gallego lo puede decir más alto, pero más claro no. De hecho, en la rueda de prensa post partido reconocía haberle dicho a Juan Antonio Ros que no cuenta con él y por eso lo dejó fuera de la convocatoria ante el Alcorcón.
Llegados a este punto y ante la ausencia de fichajes podemos plantearnos varias situaciones, como que los jugadores no quieran venir por estar coqueteando con el descenso, que la propiedad no se quiera gastar el dinero que los jugadores contrastados valen o que Alfonso Serrano, que ya ha reconocido que se va en cuanto acabe el mercado de invierno, anda más pensando en lo que hará en verano en su nuevo club que en lo que tiene que hacer en el que todavía le paga. De ser el motivo de los no fichajes este último, la culpa volvería a ser de nuevo de los Kabchi y de Víctor Varela.
Así pues, el gran problema de este Albacete Balompié es la pasividad, tanto en defensa como en los despachos, y al contrario que lo que suele pasar en el 99% de los equipos que están en la situación en la que ahora están los blancos, la afición no mira ni culpa al banquillo, sino que lo hace a los mandamases, a los que se tienen que gastar el dinero que sacaron con las ventas de Boyomo y Dubasin y el que se ahorraron con no renovar a Maikel Mesa.
