La Justicia ha permitido a una reclusa en la cárcel de Pamplona utilizar en el interior de la prisión su ‘satisfyer’. En concreto, un auto del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Pamplona ha dado la razón a la interna a la que se le retuvo este juguete sexual con funcionamiento a pilas y podrá seguir usándolo en el interior de la prisión.
En un primer momento, desde la dirección de la prisión se denegó la solicitud de esta interna, quien recurrió a su abogada para lograr la utilización de este artículo, tal y como recoge ‘ABC’. Finalmente, la magistrada de Vigilancia Penitenciaria falló el pasado mes de junio que la reclusa «tiene derecho a la libertad sexual con la utilización de este objeto», asegurando que su utilización dentro de la cárcel “no representa ningún peligro”, especifica la publicación.
Precisamente, este aspecto fue uno de los motivos por los que la rea reclamó que se le devolviera su ‘satisfyer’ ya que no se encuentra “incluido en el catálogo de objetos prohibidos en prisión”. Sin embargo, el centro penitenciario de Pamplona escudaba su negativa a permitir a la interna la utilización de este dispositivo en el protocolo en materia de seguridad y en la instrucción 3/2010 de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
Además, tal y como detalla la publicación, el director de esta prisión compartía que se le hizo “saber que un uso compartido de estos objetos podría porpapagar enfermedades entre los internos y también sería un riesgo para el funcionario que tuviera que inspeccionarlos, por exponerle de manera innecesaria a un artículo que pudiera alojar patógenos y bacterias”.
Decisión judicial
Sin embargo, la juez autorizaba “el objeto sexual retenido en el departamento de Ingresos, sometido a las condiciones de control vigentes en la cárcel”, recoge el fallo de la magistrada. Del mismo modo, se extrae que esta autorización podrá evocarse “en caso de que la interna realice un mal uso del mismo o incumpla o dificulte el cumplimiento de las condiciones internas”.
Además, esta autorización viene aparejada a diferentes condicionantes como la prohibición de compartir este objeto con otras usuarias, hacer uso del mismo en un ámbito de intimidad, así como facilitar la posterior retirada de pilas y, tras limpiarlo debidamente, entregárselo al personal de la prisión encargado de custodiarlo.
