Piden 26 años y medio de cárcel para un hombre que fue detenido en Albacete tras matar de un disparo en la cabeza en Madrid a una prostituta nacida en Paraguay.
El acusado de matar de un disparo en la cabeza a una mujer paraguaya en plena calle en Madrid en febrero de 2020 ha negado ser el autor del crimen y ha asegurado que cuando se enteró del asesinato pensó que habían sido los jefes de la víctima y que huyó a Albacete por miedo de que también le asesinasen a él.
La Audiencia de Madrid ha iniciado este lunes el juicio contra él, de 58 años, para quien la Fiscalía pide 26 años y medio de prisión por un delito de asesinato con la circunstancia agravante de reincidencia y alevosía y otro de tenencia ilícita de armas.
La reincidencia se debe a que el acusado ya fue condenado en 2009 por este mismo tribunal a 16 años de internamiento en centro psiquiátrico por un delito de homicidio en grado de tentativa.
Pero el acusado, que ha indicado que en esa época consumía cocaína y que sufre de un trastorno psicótico paranoide, ha negado ser el autor del crimen y ha reconocido que tenía una relación de amistad con la víctima, a quien conoció en el club donde ella trabajaba como trabajadora sexual y él era cliente habitual.
Ha señalado que más de una vez la ayudó económicamente para pagar sus deudas porque quería que dejase de trabajar allí.
Huída a Albacete
Según su versión, el día del asesinato quedaron por la mañana, si bien después la dejó en casa y no volvió a verla. Es más, ha señalado que se enteró de su muerte al día siguiente en la televisión y decidió huir a Albacete por miedo de que también le asesinarán a él pensando que habían sido los jefes de ella por culpa de las deudas de la víctima.
Al enterarse de que la Policía le estaba buscando se entregó a una patrulla de agentes locales, pero ha señalado que no les dijo ser el autor del crimen.
Sobre las dos pistolas que los agentes hallaron en su coche, ha declarado que eran legales y en ese momento se encontraban inutilizadas.
El abogado de la acusación particular, Juan Manuel Medina, pide para él 30 años de cárcel al añadir la agravante de género y ha señalado a los medios que más de una vez amenazó a la víctima para que abandonara su trabajo.
Algo que contrasta con la declaración del acusado, que ha dicho que solo hizo «cosas buenas por esa persona» y nunca utilizó ningún violencia contra ella.