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‘Slow life’ en Albacete

El arte de la lentitud

Estudiantes del Grado de Humanidades y Estudios Sociales de la Facultad de Humanidades de Albacete han puesto en marcha, en el vestíbulo del edificio Benjamín Palencia, la exposición ‘El arte de la lentitud’ para dar a conocer el movimiento ‘Slow Life’.

 ‘Slow Life’ es un movimiento nacido en Italia en 1986 de la mano del periodista Carlo Petrini. Convertido en toda una tendencia de vida, tiene como filosofía asumir la vida de otra manera, lejos de las prisas; disfrutar de cada momento, de cada acción y de cada persona. Esta filosofía se extiende a muchos ámbitos, ya sea en la sostenibilidad de las ciudades, el consumo de la moda, de la lectura, en la forma de viajar o incluso en nuestra gastronomía. 

Fernando González, decano de la Facultad y comisario de esta exposición, nos cuenta que “la apertura hace 25 años de un McDonald’s en la Plaza de España en Roma, indignó a Carlo Petrini, y le impulsó a hacer una protesta y crear el movimiento ‘Slow Food’ contra la ‘comida rápida’ y la vida ajetreada, para evitar lo que ya era un símbolo de que todas las culturas se estaban homogeneizando. En realidad su lucha no era contra el McDonal’s, sino contra la idea de encontrar lo mismo en todos los sitios, el mismo tipo de comida. Estamos acabando con la diversidad cultural, con la gastronomía de los sitios, con lo propio, con la cultura personalizada. Estamos tendiendo a una estandarización de la cultura muy vinculada a la vida rápida”.

Además de ser una tendencia de vida, una nueva manera de entender el mundo y de vivir el día a día, el ‘Slow life’ nos alerta de que “debemos recapacitar sobre la vida que llevamos, hacia donde vamos, y plantearnos si es necesario frenar para ver hacia donde queremos ir, antes de que sea demasiado tarde”, apunta. 

Con este pensamiento, de la mano de los alumnos Beatriz Castelo Sánchez, María de los Remedios Castañeda Moreno, Elisa Chow, Iván Gómez Ramírez, María Molina Becerra, Carlos Olivas Bonmatí, y Tanya Trifonova Kaloyanova, nace ‘El arte de la lentitud’, una exposición que muestra a través de 106 piezas, divididas en 7 secciones diferentes, de unas 10 o 15 piezas cada una, cómo vivir de una manera más lenta, en una era en la que la tendencia es la velocidad. Esas secciones son ‘En una era de velocidad’, ‘El Arte Slow’, ‘El viaje como destino’, ‘El placer del buen comer’, ‘Respirar en la ciudad’, ‘Que descansada vida’, y ‘Slow reading’.

El viaje como destino

La importancia de viajar lento. El ‘Slow life’ aplicado a la idea de viaje, frente al turismo masivo. En esta sección se reflexiona sobre esa masificación de ciertos lugares turísticos, reivindicando otro tipo de turismo. “El viaje no hay que entenderlo como ir a un sitio, sino estar en un sitio. No hay que contar a cuantos sitios has ido, si no en cuantos has estado, has disfrutado y has vivido”, indica. 

El placer del buen comer

La tradición de la comida lenta en un mundo cada vez más rápido. Hay una tendencia hacia ‘Slow food’, la comida lenta, la gastronomía, la necesidad de recuperar lo local y la producción de temporada. “No es normal que queramos comer de todo, todo el año, porque eso supone que tengamos que estar trayendo constantemente productos desde el otro lado del mundo, con lo que eso conlleva”, remarca. 

El placer de la lectura

El ‘Slow Reading’, la lectura frente al scrolling. “No es necesario tener en el ‘Kindle’ 200 libros, lo importante es leer uno bien leído, y si es necesario releerlo, porque es el libro que te gusta y lo disfrutas porque te ha llenado. En esta sección, ellos mismos han elegido que libro les ha marcado su vida, y hay un pequeño párrafo acompañado de una foto de cada uno de ellos con su libro favorito, contando el por qué ese libro les marcó su vida”, destaca.

Que descansada vida

La importancia de la mirada a la naturaleza a través del mundo rural, y que relación queremos tener con ella. “Durante la pandemia, quien ha podido se ha escapado al pueblo. De repente hemos descubierto con la pandemia, la importancia de la vida rural, del campo, y que las ciudades no están hechas para una vida saludable en ese sentido. Vivir viarios meses de confinamiento encerrado en un piso, es prácticamente una condena, y eso también se ve en la exposición”, refleja.

El Arte Slow, una manera de ver el mundo

El ‘Arte slow’ reivindica el ir despacio la hora de disfrutar del arte. “Esa idea de ir a los museos a ver cientos de cuadros, por el simple hecho de haberlos visto, debe cambiar. Hay que tomarse un tiempo para verlos. No es necesario que los entiendas, simplemente observarlos y dejar que te transmitan cosas. Vivir esa experiencia es lo importante, y es lo que hay que fomentar. Para hablar del arte lento, en vez de traer muchos cuadros, que es lo que normalmente se suele hacer, hemos querido traer tan solo un cuadro. Una única obra que es una reproducción de ‘El beso’, de la pinacoteca de Brera, en Milán, y delante del cuadro hemos puesto un silloncito muy cómodo, con una guía, para sentarse, reflexionar, y dejarse impresionar por el cuadro, también para hacer un guiño de cómo el arte tiene un valor terapéutico”, subraya.

‘Slow fashion’

Hay una tendencia llamada ‘Slow fashion’, dirigida a la moda. “No es normal que las grandes firmas saquen dos o tres colecciones al año, es necesario cambiar el paradigma, con ropa reciclada, por ejemplo. Para hablar del ‘Slow fashion’ se nos ocurrió hacer una recreación de ‘La Venus de los trapos’ de Pistoletto, que es una obra clave del arte contemporáneo. Una escultura inundada por un montón de trapos, que es una crítica al capitalismo. Nosotros hemos hecho, dentro de nuestras posibilidades, una recreación para hacer reflexionar al visitante. Cuando éramos pequeños la ropa duraba hasta que te casabas, y ahora sabemos que solo va a durar la temporada. Mientras, la industria textil sigue produciendo sin parar, y eso es insostenible”, afirma.

‘Slow life’ en el cine

Muchas películas han reflexionado sobre el cambio climático, o sobre cuál va a ser nuestra relación con la inteligencia artificial. “Películas como ‘2001: Odisea en el espacio’, ‘Matrix’, o ‘La máquina del tiempo’, son películas que tienen presencia en la exposición, incluso algunos cuentos revestidos de un carácter infantil, como ‘The Lorax’, del doctor Seuss, una llamada de atención muy potente sobre el hecho de que estamos agotando los recursos del planeta”, sentencia. 

Respirar en la ciudad

Como llevar una vida lenta en un mundo veloz. Hay una idea también del ‘Slow life’ en la ciudad, que plantea que tipo de ciudad queremos, una ciudad hecha a la medida del hombre, o a la medida del comercio, o del coche. 

También hay una parte para las artesanías, y la importancia de recuperar lo hecho a mano. “Tenemos piezas de cerámica auténtica. Además, siempre pido a los alumnos que hagan el esfuerzo de buscar cosas en su entorno, y al final siempre salen cosas muy interesantes. El alumno encargado de la comida lenta trajo un mortero de su abuela, y la alumna que se encargó de la parte de la moda, trajo unos patrones de su madre. Realmente se trata de que las piezas cuenten la historia, y si además son piezas personales, mucho mejor. De este modo hacen el ejercicio de catalogar. En realidad todo se puede catalogar, escribir un texto en una cartela, y hacer que sea museabilizable. Cualquier cosa que le pongas una cartela es pieza de museo, y el caso es que aprendan a hacer eso, y le den un sentido”, expone. 

Un proyecto de innovación docente

Por décimo año consecutivo, esta exposición es el resultado de un proyecto de innovación docente de la asignatura de Museología y Museografía del Grado de Humanidades y Estudios Sociales. “Empecé a impartir esta asignatura en el curso del 11/12, y la planteé como se venía dando por parte de otros profesores, y como me la habían enseñado a mí en su día. Una asignatura optativa en cuarto curso del grado de Humanidades, en el que se contempla la ley, teoría e historia de los museos. Al terminar ese curso, me di cuenta de que me había aburrido impartiendo la asignatura, algo muy extraño, teniendo en cuenta que me gusta mucho la materia y la conozco muy bien. Para mí es un trabajo apasionante, frenético y muy bonito, por lo que tenía claro que algo había fallado estrepitosamente ese curso, porque mi sensación era la de haber fracasado”, señala. 

Dándole vueltas, llegó a la conclusión de que debía replantear completamente la asignatura para el curso siguiente. González explica que “aprovechando que en la facultad hay vestíbulo magnífico para exposiciones, además de algunos materiales, alguna vitrina, y unos muros que permiten adaptar el espacio, pensé en dedicar el cuatrimestre a diseñar, gestionar, y ver todo el proceso real de cómo se monta una exposición. Es más, se me ocurrió la idea de terminar el curso con el montaje de la exposición. Esto cambió la asignatura por completo, y a partir de ahí la hemos mantenido así, porque funciona muy bien. Es una actividad que permite a los alumnos conceptualizar, documentar, diseñar y producir toda una exposición en su conjunto. Ahora se ha convertido en la asignatura más práctica del grado de humanidades, además de ser muy profesionalizante. Todos los años, algún alumno acaba diciendo que ha sido un descubrimiento, y que se quiere dedicar al mundo de los museos, así que con esta práctica se consigue que les entre el gusanillo del mundo del museo y de las exposiciones”.

Este ejercicio es un salto muy interesante para los alumnos, porque “es una forma de trabajar muy diferente de lo que han hecho hasta ahora, que básicamente eran trabajos escritos o exposiciones orales en clase. En esta ocasión, han tenido que contar lo que es el ‘Slow movement’, generando un discurso expositivo a través de esas piezas y unos mínimos textos en unas cartelas, que también han redactado ellos mismos, sintetizando muy bien la información básica para dar las claves necesarias al visitante. Hemos trabajado en el proceso administrativo de como pedir una pieza, como traerla, los permisos que hay que tener, como se gestiona, y como se recibe. En definitiva, se trata de que aprendan todos los pasos a la hora de montar una exposición, montando una exposición real”, detalla.  

Esta primera parte de la gestión, diseño, documentación, y preparación de la exposición, deja paso a una segunda, en la que los alumnos bajan al vestíbulo, y empiezan a construir la exposición. “Se plantea el recorrido que va a tener el espacio expositivo, se calcula la altura en la que se tienen que colgar los cuadros, que distancia tiene que haber entre las piezas, como se monta una vitrina, como se instala una cartela. Es una parte en la que disfrutan mucho”, concluye.

Este año, en la número 10, han decidido dar un giro, realizando una exposición más comprometida, más social, más interactiva con el visitante, y han optado por la idea del ‘Slow life’ a través de la exposición ‘El arte de la lentitud’, que se puede ver hasta el 20 de julio en el vestíbulo del edificio Benjamín Palencia, en el campus universitario.

Modesto Colorado

Comunicador y cantante de Albacete. Más de 20 años de experiencia en medios de comunicación, especializado en información y reportajes de ámbito cultural.
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