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Puerta grande para José Fernando Molina y gran sabor de Diego San Román

/Nacho López/Fotos: Ángel Chacón/

Entretenida novillada la que han presenciado este jueves los aficionados en la Plaza de Toros de Albacete, donde tanto Diego San Román cómo José Fernando Molina demostraron muy buen hacer y brindaron grandes momentos de toreo. El albaceteño Molina cortó 2 orejas y salió por la puerta grande, mientras que Diego San Román tuvo que conformarse con una y ver cómo se le devolvía un toro al corral por se incapaz de matarlo y dar lugar a que sonaran los 3 avisos.

En la ventosa tarde de este 12 de septiembre llegaba a la Plaza de Toros de Albacete el momento de la segunda novillada picada de la Feria y con ella, el turno del mejicano Diego San Román y de la promesa albaceteña José Fernando Molina.

Los novillos fueron de Juan Manuel Criado y Encinagrande a partes iguales y ‘Herviboro’ fue el encargado de abrir plaza, estando herrado con el 24 en los costados, habiendo nacido en enero de 2016, de capa castaña y que había dejado 445 kilos de peso a su paso por la báscula.

Debutaba en esta plaza en el día de hoy Diego San Román y lo hizo vestido de gris perla y oro, comenzando la faena muy pegado a tablas en los terrenos del tendido 1 y lo hacía buscando el abrigo de las tablas para que el viento no hiciera de la muleta una bandera.

Serio, bien hecho, cornidelantero y ancho de sienes, ‘Hervíboro’ rebrincó y cabeceó cada vez que se tragaba un muletazo y pronto denotó que sería complicado y sin casta, quedándose cada vez más y más corto y dándole un buen susto al novillero sudamericano cuando lo prendió por la taleguilla a la altura de la rodilla en su pierna izquierda.

El viento imposibilitaba cualquier tipo de tauromaquia cuando el novillero se separaba de las tablas y tuvo que ejecutar toda la faena en terrenos cerrados, derrochando firmeza y demostrando estar preparado para cotas mayores a pesar de su juventud.

Con temple y toreando muy despacio, San Román aprovechó lo poco que tenía el toro sacando rédito a su bondad, despachándolo de un pinchazo y una estocada algo atravesada pero bien colocada.

Hubo pitos para el novillo durante el arrastre y Diego San Román recibió desde el tercio la ovación del público en reconocimiento a su oficio.

El segundo de la tarde fue ‘Mimoso’, de la ganadería de Encinagrande, nacido en enero de 2016, herrado con el número 3 en las costillas, de capa negra  mulata y de 515 kilos de peso.

Estrenaba vestido de torear en esta cita José Fernando Molina y lo hacía rindiendo homenaje a Dámaso González, pues el color elegido no fue otro que el caña y oro que tantas y tantas veces lució el ‘Rey del Temple’.

Brindó José Fernando Molina al público y se fue a por el encastado, enrazado y cornidelantero en puntas negras con mazorcas blancas, comenzando la faena de muleta por abajo para darle horma a la embestida e intentado que el viento le molestase lo menos posible.

En la segunda raya de picar la franela ya era una bandera y el aire era el verdadero y lamentable protagonista de la tarde, dándole José Fernando Molina una excelente tanda de muletazos en un instante en el que bajó la intensidad de la brisa.

Conectó con los tendidos el novillero y la banda de música comenzó a sonar, atacando Molina al novillo en todo momento y demostrando que dentro lleva algo distinto a los demás.

La expectación entre los aficionados albaceteños por volver a ver a José Fernando Molina no era baladí y el novillero estaba respondiendo con creces a pesar de las inclemencias, toreando con clase y con gusto y no dejando que el toro le tocara ni una sola vez la muleta.

Descalzo y dándole el pecho al toro, Molina pisó los terrenos que pedía el astado y eso lleva consigo su peligro, recibiendo una tremenda voltereta que puso el corazón en un puño a toda la plaza y que milagrosamente se saldó sin cornada a pesar de la aparatosidad.

Se repuso Molina de inmediato a pesar de la paliza y entre un silencio sepulcral entró a matar, dejando media estocada que fue suficiente para hacer doblar el novillo y que le valió para cortar la primera oreja de la tarde.

‘Tornillero’, de 485 kilos de peso,  del hierro de Encinagrande, nacido en enero de 2016, con el 4 en los costados y de capa negra mulata fue el tercero de la tarde, presentando movilidad durante la lidia y siendo recibido de rodillas delante de la puerta grande por el mejicano San Román para comenzar la faena de muleta.

Embestía y repetía el novillo sin descanso y Diego San Román no desaprovechó las condiciones del de Encinagrande, templándolo y derrochando valor ya que aunque el astado tenía bravura, también tenía peligro cuando el viento descubría al matador.

Dejó el de Querétaro una estocada profunda y aunque quedó algo suelta, fue suficiente para mandar al de Manuel Caballero al desolladero y para poner la guinda a una faena que el público premió con una oreja.

‘Indomable’ saltó al ruedo tras el intermedio y lo hizo mostrando pelaje negro, pesando 497 kilos, estando herrado con el número 44 y habiendo nacido en marzo de 2016.

Brindó José Fernando Molina la muerte del toro a ‘El Pimpi’ y se fue a los medios, dándole la distancia idónea al novillo y aprovechando la profundidad de embestida que mostraba el de Juan Manuel Criado.

Estaba Molina con gusto y torería en la cara del novillo, llevando la muleta muy baja y haciendo las cosas con mucho temple y calidad.

Predispuesto y entregado, bajaba José Fernando Molina la mano ya fuera la derecha o la izquierda y no parecía que está fuera su quinta novillada de la temporada después de haber sufrido la rotura de los ligamentos de una de sus rodillas.

Quedó tendida y atravesada la estocada de José Fernando Molina, por lo que el de Albacete hubo de volver a entrar a matar y a la segunda sí, dejó una estocada hasta los gavilanes cargada de muerte que hizo doblar al novillo sin paliativos.

Hubo petición de trofeos y fue mayoritaria y así lo certificó Doña Genoveva Armero concediendo una oreja a José Fernando Molina, segunda que caía esta tarde en el esportón del novillero albaceteño.

‘Encantador’ fue el quinto de la tarde y último de los que se lidiarían a priori de Encinagrande, dejando 470 kilos de peso al atravesar la báscula, mostrando capa negra mulata, herrado en los costados con el número 9 y habiendo nacido en febrero de 2016.

Su presencia en el ruedo duró tan solo unos segundos, ya que nada más salir y tras embestir contra el burladero del tendido 10 se partió el pitón derecho por la mitad y fue devuelto a los corrales.

En su lugar salió Talaverano, también de Encinagrande, de 487 kilos de peso, herrado con el número 5 en los costados, habiendo nacido en enero de 2016 y de capa negra.

Con la salida a hombros ya en el bolsillo de José Fernando Molina, Diego San Román no quería ser el que saliera a pie de la Plaza de Toros de Albacete y se fue a los medios a brindar el toro al público, que esta tarde llenó media plaza.

No tenía Talaverano las condiciones del resto de encierro, pero San Román tenía que apretar y no escatimó en valor para lidiar a su tercer oponente.

Falto de gracia pero bondadoso y noble, el novillo se quedaba cada vez más corto y llevaba la cara más alta, realizando medias embestidas y mostrándose carente de profundidad.

Obligaba la situación a hacerle las cosas muy despacio al astado, pero Talaverano estaba siendo hasta el momento el garbanzo negro de la novillada y todo lo que el público vio desde los tendidos fue porque se lo robó Diego San Román.

Con el novillo ya rajado optó el torero mejicano por tirar por la calle de en medio y se pegó un arrimón impresionante para seguir robándole muletazos al de Encinagrande, derrochando valor y tragando saliva en grandes cantidades.

Dejó media estocada Diego San Román al entrar a matar pero el toro tardó mucho en doblar, escuchando el torero 3 avisos y viendo como el toro era devuelto a los corrales por exceso de tiempo. Diego San Román pasó en la suerte suprema de poder optar a salir por la puerta grande a sentir la mayor de las vergüenzas al ser incapaz de darle muerte al toro. Aún así, el público reconoció su trabajo y lo recompensó con una ovación.

Cerró plaza ‘Romero’, herrado con el número 36, nacido en octubre de 2015, castaño de capa, de 482 kilos de peso y de la ganadería de Juan Manuel Criado.

Decidió hacer José Fernando Molina un brindis íntimo antes de comenzar la faena de muleta, dedicándole la muerte del novillo a su hermano y comenzando el tercer tercio por estatutarios.

Le faltaba 1 mes al novillo para ser cuatreño y buscó Molina siempre una buena colocación, llevando al morlaco con el hocico por la arena y cruzándose delante de los pistones y haciéndole las cosas muy despacio.

Sin embargo, a pesar de la predisposición de José Fernando Molina el toro no terminaba de acompañar y la faena no fue tan buenas como las anteriores de la tarde, mandando al de Juan Manuel Criado al desolladero de una estocada y no obteniendo trofeo alguno tras la lidia del sexto y último novillo de la tarde.

 

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