Me gusta la feria taurina 2019 de Albacete. Lo explicaré a sabiendas que cada cual tiene sus gustos, sus preferencias y hasta su cartel soñado en la cabeza.
También sé, que cualquier opinión, de cualquier aficionado tiene el mismo valor que la mía, pero lo que pienso se lo cuento a ustedes en El Digital de Albacete que es un buen sitio para hacerlo.
Los tres toreros que harán doblete (Juli, Ureña y Roca Rey) no desmerecen de los que solo harán el paseíllo una tarde, figuras que harán el paseíllo dos tardes, figuras que lo harán una y toreros en buen momento o denominados emergentes que también están. No me olvidaré de los toreros locales que muchos hablan de ellos, muchas muestras de solidaridad y cuando los ven acartelados algunos fruncen el ceño. Me alegro mucho que ahí estén Andrés Palacios, Sergio Serrano y Diego Carretero con la corrida de Torrestrella. Esta feria nuestra y esta ciudad nuestra permite trabajar en la feria, planificar, organizar, convencer, gastar para llegar a un resultado como la feria de este año que, sobre el papel, lógicamente, es una gran feria con todos los ingredientes del momento. Poner a los locales con Torrestrella no es ponerlos con una corrida dura, durísima, sin garantías, de las que no embisten que lo único que pueden lograr es estrellarse; con Torrestrella al menos el cartel tiene un aspecto que lo remata en categoría por el ganado a lidiar.
Rubén Pinar con seis toros de distintas ganaderías, un reto, una gesta, una demostración de categoría de un torero en buen momento y algo que en Albacete debe tenerse en cuenta para que ese día la plaza esté a reventar. Lo merece Albacete y lo merece Rubén que ha dado el paso al frente.
Sergio Felipe, Cristian y Jesús Moreno se lo han ganado y por eso están. Merecía un cartel de campanillas, José Fernando Molina y ese mano a mano con un torero que arrima muchísimo como Diego San Román, es uno de los atractivos de la feria.
Luisma Lozano, la familia Lozano, quien haya sido el inductor, ha tenido la cabeza muy despejada para acertar con ese mano a mano. No quitaré ningún mérito a Caballero y Amador en su parte alícuota empresarial, pero ese mano a mano viene muy a cuento.
El toque empresarial de Los Lozano queda bien patente en toda la programación. No son elogios gratuitos porque no nos debemos nada, ni nos pedimos nada, pero es innegable que los carteles obedecen a una estrategia taurina atendiendo a criterios empresariales, taurinos, de negocio y de buen producto para el cliente, para el comprador, para el abonado y para el mundo taurino que hoy estará pasando envidia de ver una feria de una ciudad de 160.000 habitantes con diez festejos, siete corridas de toros y ¡ojo! dos novilladas picadas, algo que no sucede en el 99 % de las ferias de España, Francia y América. No podía faltar la de rejones y completa las diez tardes de toros.
Merece poco comentario porque salta a la vista ver ahí a El Juli, Paco Ureña, Roca Rey, repitiendo actuación y por supuesto a figuras consagradas como: José María Manzanares, Enrique Ponce y Miguel Angel Perera.
No podían faltar y no faltan, Román, Ginés Marín, David de Miranda y Pablo Aguado.
Lo importante ahora es la feria, lo que pueda suceder en ella, pero me da a mi que la empresa ha querido, un año más, rematar una gran feria si es que es el año de su despedida o ha querido demostrar que en una ocasión más han confeccionado una unos carteles que aquí gustarán mucho, pero fuera más.
Escucho a Luisma Lozano, pero pienso también en la labor callada de un grande como es José Luis Lozano que a lo mejor ha dejado caer su opinión o ha puesto su rúbrica.
Sea lo que fuere, opiniones para todos los gustos habrá, pero de verdad, pienso que es un ferión.
Angel Calamardo
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