La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Albacete ha condenado a un hombre por un delito de abusos sexuales a una menor de dieciséis años a tres años de prisión, así como la prohibición de aproximación a la víctima a una distancia inferior a 500 metros a cualquier lugar donde se encuentre, a su domicilio, lugar de trabajo y a cualquier otro que sea frecuentado por ella durante ocho años; la prohibición de comunicarse con la menor mediante cualquier medio o procedimiento telemático, informático, escrito, verbal o visual durante ocho años. Además, la Sala ha estimado para el acusado libertad vigilada durante ocho años, posterior al cumplimiento de la pena privativa de libertad.
Hechos probados
La sentencia, a la que ha tenido acceso El Digital de Albacete, detalla que sobre las 18:30 horas del 26 de octubre de 2015, el entonces acusado, rumano, condenado con anterioridad como autor de un delito de abuso sexual en 2009, «se acercó a la menor de quince años cuando ésta y su amiga estaban en un portal de la ciudad». Este edificio, matiza la sentencia, “al no estar alineado con los demás, forma un recoveco oscuro en la calle y en él estaban la menor y su amiga”.
En ese momento el acusado, explica la sentencia “les preguntó si conocían dónde estaba el albergue, y comoquiera que las chicas le contestaron que lo ignoraban, el acusado insistió y matizó que le habían dicho que estaba cerca de un campo de fútbol. Tras pensar tal cuestión, la menor, que estaba conversando sobre ello con su amiga se giró, hacia el acusado y le dijo que no lo sabían». En ese momento, dicta la sentencia, el entonces acusado «fingiendo estar agradecido, se arrimó a la menor con la aparente intención de darle un beso y un abrazo como gestos de gratitud, pero nada más acercarse a ella abrazó fuertemente a la adolescente (tan vigorosamente que ésta no podía moverse), y, al tiempo que le daba las gracias, la levantó del suelo y la mantuvo en vilo”.
Teniéndola agarrada el ahora condenado “la besaba en los mofletes e intentaba: besarla en la boca pero la chica movía de un lado para otro su cabeza para evitar ser besada. «Venga, ahora dame tú un beso», le decía el acusado mientras intentaba el besuqueo. En tanto la amiga intentaba liberar a la joven cogiéndola de la mano y estirando, consiguiendo, de esta forma, que el acusado la soltase y la dejara en el suelo y de pie. Pero siguió con su manoseo, y le toqueteó por encima de la ropa, hasta que la chica consiguió zafarse de él”.
