/Llanos Esmeralda García/
Tras dos años encerrado en Venezuela, José Luis Fernández como conocía El Digital de Albacete finalmente era condenado a casi 7 años de cárcel por desobediencia civil y ocultamiento de armas en la modalidad de explosivos. Fernández fue detenido, junto a su pareja, el 20 de febrero de 2014 ya que según las autoridades venezolanas habían participado en una manifestación contra el Gobierno de Maduro.
Desde que se dictara sentencia el albaceteño ha recorrido 20.000 kilómetros para llegar a Albacete y reencontrarse con su familia, una fuga de la que no ha querido dar detalles porque ha dicho a este medio “hay muchas personas detrás implicadas que me han ayudado de diferentes países”. Asegura que “no tenía otra opción al ser sentenciado, irme del país. Si me condenan a 7 años tengo que salir de allí, tenía la oportunidad y la usé a través de una ruta de la que tuve que salir hacia otros países llegando el miércoles por la noche a Albacete”.
Un proceso en Venezuela que asegura José Luis metido en varias cárceles ha sido duro, “anímicamente pensando en todo momento que me iban a dar la libertad y animado porque aunque llevo dos años siempre pensando en esa libertad, llegó el momento en el que por órdenes del Gobierno los presos políticos los metían presos, no hay justicia, solo una orden y punto, ahí fue cuando me dijeron que tenía que estar 7 años, llevaba dos años y en cuanto salió el veredicto, pensé y me fui”.
Un tiempo en prisión que en palabras de este albaceteño “ha sido duro por el tipo de cárceles que hay, un hueco en el que te meten. Estás en un cuarto de 3×2 y con una colchoneta pequeña ahí estás, no te puedes mover, de vez en cuando sales a un patio pequeño y vuelves ahí, leyendo libros todo el día”, nada agradable porque asegura que “recibió un maltrato constante entre los funcionarios y los propios presos, pero tuve suerte y no tuve ningún conflicto”.
El apoyo de su familia y el de sus amigos ha sido vital para que José Luis esté finalmente en Albacete, aunque asegura que a día de hoy “estoy perdido, hasta que no pasen días no sé qué hacer, lo único que tenía como meta era salir y estar aquí con mi familia”, ahora insiste en que “tengo que ponerme otra meta, que pasan por seguir con mi trabajo como diseñador gráfico y la publicidad turística”.