Guadalajara es capital de la Alcarria y cuenta con un importante legado de los pueblos que han pasado por ella.Sus raíces son muy antiguas, pues ya en la prehistoria el ser humano lo eligió como un lugar donde vivir como demuestran los yacimientos arqueológicos, como Aguas Vivas.
La huella árabe se deja ver en innumerables rincones. El puente sobre el Henares, de estilo califal cordobés, sirve de acceso a la muestra que sigue poblando la ciudad, como el Alcázar que toma al río de espejo y que luego fue maquillado por culturas posteriores.
También es fácil reconocer en otros edificios la huella de los judíos en sus sinagogas y el Castil de los Judíos. Los mudéjares sellaron su impronta entre el Alcázar y el río, participando como maestros de obras y artesanos en numerosas obras.
EL mayor legado que más ha perdurado es el que llegó después de la Reconquista, con edificios de impronta cristiana. Y de ahí también su Semana Santa,declarada de Interés Turístico Regional, en la que la devoción y la sobriedad son su seña de identidad, pues son muchos los nazarenos que caminan descalzos arrastrando cadenas o con una cruz al hombro, en cumplimiento de sus promesas, y ataviados con los colores de su hermandad en capirotes y túnicas. Destacables son la Bendición de Palmas el Domingo de Ramos en la explanada de la iglesia de San Ginés, el Lavatorio de Jueves Santo en la Concatedral y el Vía Crucis de Viernes Santo, donde los miembros de la Cofradía de los Apóstoles lucen sus clásicas capas castellanas.